━ CHAPTER TWENTY-THREE

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EN LA CÁMARA CON EL HEREDERO

Harry y Hope se hallaban en el extremo de una sala muy grande, apenas iluminada

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Harry y Hope se hallaban en el extremo de una sala muy grande, apenas iluminada.

Altísimas columnas de piedra talladas con serpientes enlazadas se elevaban para sostener un techo que se perdía en la oscuridad, proyectando largas sombras negras sobre la extraña penumbra verdosa que reinaba en la estancia.

Con los corazones latiéndoles muy rápido,  ambos escucharon aquel silencio de ultratumba.

¿Estaría el basilisco acechando en algún rincón oscuro, detrás de una columna? ¿Y
dónde estaría Ginny?

Harry le entregó a Hope su varita, apagando la luz, y él sacó la suya. Los dos caminaron apuntando al frente.

A pesar de que estuviera aterrorizada, Hope admiró todo el lugar con fascinación. Las serpientes podían ser monstruosas, pero eso no les quitaba lo alucinantes.

Avanzaron por entre las columnas decoradas con serpientes. Sus pasos
resonaban en los muros sombríos. Iban con los ojos entornados, dispuestos a cerrarlos
completamente al menor indicio de movimiento. A Hope le parecía que las serpientes de piedra los vigilaban desde las cuencas vacías de sus ojos. Más de una vez, el corazón le dio un vuelco al creer que alguna se movía.

Las manos de Harry estaban sudando, mas las de Hope se encontraban heladas.

Al llegar al último par de columnas, vieron una estatua, tan alta como la misma cámara, que surgía imponente, adosada al muro del fondo.

Tuvieron que echar atrás la cabeza para poder ver el rostro gigantesco que la
coronaba: era un rostro antiguo y simiesco, con una barba larga y fina que le llegaba
casi hasta el final de la amplia túnica de mago, donde unos enormes pies de color gris se asentaban sobre el liso suelo. Y entre los pies, boca abajo, distinguieron una pequeña figura con túnica negra y el cabello de un rojo encendido.

—¡Ginny! —susurró Harry, corriendo con Hope hacia ella e hincándose de rodillas.

—¡Ginny Weasley! ¡No estés muerta! ¡Por favor, no estés muerta! —suplicaba Hope, en pánico. Dejó la varita a un lado, sostuvo a Ginny por los hombros y le dio la vuelta.

La niña Weasley podía no caerle bien, pero seguía siendo la hermana de uno de sus mejores amigos, la hija de alguien y una chiquilla torpe a la que le quedaba mucho por vivir.

Hope le quitó el pelo mojado del rostro. Tenía la cara tan blanca y fría como el mármol, aunque sus ojos estaban cerrados, así que no estaba petrificada. Pero entonces
tenía que estar...

—Ginny, por favor, despierta —susurró Harry sin esperanza, agitándola.

La cabeza de Ginny se movió, inanimada, de un lado a otro.

Hope se inclinó sobre ella tratando de encontrar pulso en su pecho, pero su propio corazón latía tan rápido que era difícil distinguir algo.

—No despertará —dijo una voz suave.

BLACK GREEN Vol.2 [Harry Potter Y la Cámara Secreta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora