BLACK GREEN Vol.2 [Harry Potter Y la Cámara Secreta]

━ CHAPTER TWENTY-SIX

LA HISTORIETA QUE ENCENDIÓ LA LLAMA

En el suelo, medio oculta por el alféizar, Hope miraba desde la ventana de su habitación a la ventana de la casa de enfrente.

Si alguien en el número cuatro decidía mirar hacia donde ella estaba, sólo se encontraría con un par de ojos curiosos que se movían de un lado a otro inquietos, muriéndose por distinguir algo, o más bien a alguien, en específico: Harry Potter.

Cuando Hope logró verlo pasar por el pasillo de su casa, con una escoba y recogedor en manos, supo que no podría mandarle a Prince con una nota boba como últimamente hacía. Lanzó la que ya tenía preparada al escritorio y recargó la cabeza en la pared, bastante aburrida.

¿De qué servía tener al chico que le gustaba viviendo en frente si no podía verlo?

Habían pasado aproximadamente tres días desde que volvieron de Hogwarts. En definitivo, su último día en el castillo había sido intenso. Hope mordió el interior de su mejilla recordando hasta el último detalle...

Y aunque lo ocurrido la mañana del desayuno no dejara de repetirse en su mente, otras cosas la habían dejado pensando.

Miró el techo pensativa y recordó lo sucedido cuando bajaron del expreso de Hogwarts...

(...)

Hope, Harry, Ron, Hermione, Sam, Fred, George y Ginny habían tenido todo un compartimento para ellos. Bastante apretados, aprovecharon al máximo las últimas horas en que les estaba permitido hacer magia antes de que comenzaran las vacaciones, e hicieron todo tipo de babosadas en el tren. Estaban llegando a Kings Cross cuando Harry recordó algo.

—Ginny.., ¿qué es lo que le viste hacer a Percy, que no quería que se lo dijeras a
nadie? —preguntó, aunque al instante se distrajo porque Hope apareció detrás de él y recargó la barbilla en su hombro con curiosidad.

—Ah, eso... —dijo Ginny, algo desconcertada por la acción de Hope, pero soltando una risita vaga—. Bueno, es que Percy tiene novia.

A Fred se le cayeron los libros que llevaba en el brazo.

—¿Qué?

—Es la hermana de la prefecta de Ravenclaw, Penélope. Se llama Iris Clearwater —dijo Ginny—. Es a ella a quien estuvo escribiendo todo el verano pasado. Se han estado viendo en secreto por todo el colegio. Un día los descubrí besándose en un aula vacía. Le afectó mucho cuando ella  fue..., ya saben..., atacada. No se van a reír de él, ¿verdad? —añadió.

—Ni se me pasaría por la cabeza —dijo Fred, que ponía una cara como si faltase
muy poco para su cumpleaños.

—¡Oye, tu no estás para burlarte de Percy! —Ginny regañó a su hermano—. Tú le compraste un ramo de dulces enorme a alguna chica y le escribiste un poema.