Obligaciones de princesa 11

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OBLIGACIONES DE PRINCESA

De Siddharta Creed

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Capítulo 11

Ya era costumbre que la piel de la princesa Pan presentara una que otra marca de golpes, recuerdos de los entrenamientos que día con día se volvían más intensos, algo que no le molestaba más allá del dolor que podía llegar a sentir, pero sin duda, se estaban volviendo tema de discusión con su amigo Anthon.

Se suponía que el muchacho se marcharía en unos pocos meses, según él mismo le aseguraba. No obstante, temía que sus encuentros fuesen mal interpretados por el príncipe si llegaba a descubrirlo, aun así, no se arrepentía de ello. No se arrepentía de haberlo elegido para tener una experiencia personal, a pesar de que fuese por mera curiosidad y rebeldía. Lo que comenzaba a preocuparle, era que para Anthon, esos encuentros podrían significar más que un simple contacto físico, a pesar de que él aseguraba, que la quería solo como una amiga, una que le atraía, pero nada más. De cualquier manera, Pan se había asegurado que no esperara más, que esa aventura sería tan efímera como la niñez que ambos compartieron.

Esa tarde, pasaba su tiempo de entrenamiento con Yassai y la princesa Bra, como la mayoría del tiempo. Terminando sentadas en la arena, bebiendo agua para refrescarse y charlar sobre el combate, aunque en esta ocasión, el tema del terrícola ocupaba la tertulia post combate.

Pan sobó su brazo adolorido, sin duda tendría otro hematoma para su colección.

—¿Me pregunto si acaso sus habilidades abarcan otras áreas? —comentó Yassai entrecerrando la mirada.

—Tengo entendido que también en el ramo de la programación —respondió Pan con inocencia.

—Yo me refería a... otro... tipo de habilidades —recalcó intercambiando miradas con Bra.

—¡Es como un hermano! —Pan reaccionó escandalizada, mordiéndose la lengua después. Ella más que nadie sabía, que el terrícola solo había besado hasta entonces, información que no pretendía compartir, mucho menos con los familiares del príncipe.

—Solo es curiosidad, dicen que los terrícolas tienen lo suyo.

—¿En serio? —preguntó Bra—. Creí que su debilidad les restaba pasión.

—Les hace falta conocer más —murmuró la mayor, divertida con la expresión de espanto en el rostro de la híbrida de cabello negro.

—Le atraes, no lo aceptó cuando lo busqué, pero no hace falta que lo diga —dijo Bra.

—No lo veo como hombre —insistió Pan.

—Pero él te ve como mujer —intervino Yassai. Luego se dirigió hacia su prima—. ¿Crees que tome en cuenta tu consejo?

—Tal vez —murmuró la princesa de cabello azul—, aseguró marcharse una vez que le otorguen el reconocimiento de técnico especializado.

—Gracias por ayudar —musitó Pan—. No sabía que podía contar con ustedes.

Yassai le propinó un ligero golpe en la espalda, que casi la hizo caer de cara. Luego, simplemente rieron ante la despistada reacción de la joven, quien no terminaba de familiarizarse con la brusquedad de los saiyajines.

Al menos el príncipe no la había buscado en las noches, desde los tres días que tenía de haber regresado, ni siquiera un indicio de tener malas intenciones en las pocas ocasiones que lo llegó a ver. Tal vez esperaba que ella se confiara, no tenía idea de qué pensar al respecto, por lo que tampoco se atrevió a visitar a su amigo, pero esa tarde lo haría, utilizando como pretexto las visitas que solía hacer a su abuela Milk de vez en cuando.

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