Obligaciones de princesa 05

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OBLIGACIONES DE PRINCESA

De Siddharta Creed

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Capítulo 5

Desde lo alto de la cúpula principal del palacio, Pan observaba la ciudad que tiempo atrás le llegó a cautivar cada que visitaba ese planeta. Ahora se lamentaba por haber dejado su querida Tierra dos años atrás, con el motivo de visitar a su familia paterna.

Le parecía injusto el peso que debía cargar sobre sus hombros a tan temprana edad. Tener que renunciar a sus sueños para preservar la vida de sus padres, sometida a reglas que no lograba entender, obligada a pertenecer a un círculo social que sentía tan ajeno a su naturaleza.

Le rompía el corazón saber que no conocería el amor, que nunca pasaría por el proceso natural del cortejo con algún joven de su edad, compartiendo tímidos besos a hurtadillas, caminando tomados de la mano por algún parque terrícola. Sintió que llegaba el fin de las risotadas y bromas juveniles, las tardes con sus amigas, las noches ilusionada con lo que planeaba para su futuro.

Con su nuevo título de mujer del heredero, se le cerraban las posibilidades de poder estudiar ingeniería espacial, ya que la futura reina no debía permanecer mucho tiempo fuera del planeta Vejita, por lo que cursar estudios en otro planeta, al menos para ella estaba completamente vetado.

Por primera vez en su vida se sintió sola. No podía contar con su familia, ni siquiera para quejarse, cruzándole por la mente, la idea de que solo muriendo dejaría de ser la marioneta del imperio.

«¿Cómo fue que te heriste?», le había preguntado el príncipe en aquella ocasión en la nave.

Un escalofrío la estrujó al recordarlo.

—¿Acaso creyó que yo? —musitó abrazándose a sí misma, mientras el viento le agitaba los negros cabellos que le llegaban hasta los hombros.

«No, no puedo hacerle eso a mis padres», el peso de la culpa le golpeó de lleno, arrebatándole las agallas de un tajo.

El último rayo de luz solar se extinguió, siendo reemplazado por las brillantes luces de las lámparas del palacio, junto con las que iluminaban la gran capital debajo de ella.

La vida nocturna comenzaba, podía percibir las energías de los seres que llevaban sus vidas con libertad, con la seguridad de vivir bajo el cobijo del imperio más poderoso, todos excepto ella, quien debía someterse sin otra opción por el momento.

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El heredero nunca tuvo mucha química con su madre, no al menos que él lo recordara. Por lo que no le sorprendía la actitud negativa hacia sus decisiones tomadas recientemente, cosa que realmente no le importaba. No obstante, le incomodaba su insistencia sobre cancelar la unión, a sabiendas de lo que eso representaba.

Le irritaba que su madre mostrara más interés en los caprichos de la joven, que en la humillación de la que fue objeto su propio hijo. Razón por la que decidió excluirla de los preparativos de la ceremonia pública donde presentarían a la futura reina.

En pocos días sería dicho evento, para el que Pan debía escoger el atuendo que vestiría frente a su pueblo y para su hombre. Uno muy especial que no estaba relacionado con el tema del combate.

La futura reina debía vestir una prenda muy diferente a lo que solían utilizar en combate, pues se trataba de un evento social. Se esperaba que llevara un ajuar de tela ligera, que resalte sus curvas y músculos, mostrando su fertilidad y fuerza a la vez. El problema radicaba en que Pan no estaba interesada en la ceremonia. Lo que significaba que él tendría que buscar dicho atuendo.

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