Obligaciones de princesa 15

362 29 16
                                    


OBLIGACIONES DE PRINCESA

De Siddharta Creed

... ... ... ... ... ... ...

Capítulo 15

Los murmullos a su alrededor se fueron volviendo más intensos, los presentes en la junta tenían posturas diferentes respecto al caso a discutir.

De pronto, el ruido cesó, llamando la atención del príncipe, quien en vano intentaba mantener enfocada su atención. Se suponía que debían tomar una decisión respecto a las cuatro colonias que significaban más una carga que una ganancia.

La decisión del príncipe no terminaba de concretarse, entendía la postura de su tío Tarble, y al mismo tiempo, temía perder el respeto del resto de planetas que les temían. Debía ser objetivo, cosa que le costaba trabajo con los recientes recuerdos rondándole la cabeza.

Más del mes había pasado desde que tuvo lugar la batalla contra el terrícola, del que no volvió a saber nada, salvo que vivía en la Tierra y continuaba con su formación profesional en casa de su madre. Nadie ajeno a su círculo personal estaba enterado de aquella pelea, por lo que no estaba en entredicho su autoridad.

En medio de sus pensamientos, sintió la fuerte energía de su padre, quien lo observaba fijamente junto con el resto de presentes, tomándolo por sorpresa.

—No logro llegar a una conclusión —murmuró, fingiendo que pensaba en el tema que debatían.

—Daremos un descanso para meditarlo. Reanudaremos el debate en una hora —ordenó el rey, dando un pequeño golpeteo a la mesa con la pieza de un mineral tallado en forma de colmillo de ozaru. Pieza utilizada para dar principio, resolución y final a debates importantes.

Salieron de uno a uno los presentes, hasta quedar solo el rey, su hermano menor y el príncipe Vegeta.

—¿Alguna duda? —preguntó el rey a su hijo.

—No, simplemente me cuesta trabajo inclinarme hacia un bando. Ambos tienen sus pros y contras —respondió poniéndose de pie.

—¿Problemas personales? —preguntó de nuevo el rey, mirando de reojo a su hermano. Ambos habían notado distraído al príncipe desde la mañana.

—Para nada —sonrió ampliamente, despidiéndose con un breve gesto.

Debía sacudir sus pensamientos, pero el olor de la joven en su piel, le recordaba constantemente los acontecimientos de las últimas noches a su lado.

No podía pensar con claridad, ni siquiera en un momento de total seriedad, donde el futuro del imperio que heredaría, peligraba con desmoronarse si tomaban la decisión incorrecta. Llegando a preguntarse seriamente, si acaso ella le había lanzado alguna especie de hechizo.

Ni siquiera en la adolescencia llegó a tener ese nivel de encaprichamiento con alguna hembra, a pesar de haber tenido las más hermosas entre la especie de harem que Ymmy tuvo a su disposición.

A veces le costaba trabajo creer que la joven que dormía a su lado casi a diario, fuese la misma que lo rechazó tajantemente en el pasado. La que llegó a gritarle en varias ocasiones que lo odiaba, que nunca accedería a nada con él y que prefería morir antes que ser su mujer.

Habían pasado tantas cosas desde entonces, que ambos ya no eran los mismos, no solo en lo físico en el caso de Pan, quien ya contaba con diecisiete años terrícolas de edad, pareciéndose cada vez más, a una saiyajin adulta.

«Quiero hacerlo yo», suspiró Pan la noche anterior, acariciándole el falo de una manera tan erótica, que lo hizo transportarse a la época en que todo lo referente al sexo era nuevo para él.

Obligaciones de princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora