Bright apagó el motor cuando la lancha se acercó al yate. Antes de que a algún miembro de su tripulación, o a él mismo, le diese tiempo a hacerlo, Win se puso en pie y ató un cabo al yate para asegurar la pequeña embarcación.
Se movía con seguridad, como si aquel fuese un gesto muy practicado. Según el informe que Bright había recibido, estaba acostumbrado a trabajar en barcos e incluso había pasado una temporada trabajando en un yate de lujo.
Pero no eran sus dotes náuticas lo que más llamaba la atención de Bright, sino el modo en que los pantalones se le ceñían a las caderas y al trasero mientras se movía, su flexibilidad y la curva de su tonificado torso contra la camiseta que llevaba puesta.
Lo dejaba sin aliento.
No recordaba la última vez que una persona le había causado semejante efecto.
«Ten cuidado, Doukas. Estás adentrándote en un terreno inexplorado».
No le importaba. Desde que había tomado la decisión de hacer aquello, había estado en alerta, con una mezcla de entusiasmo y ansiedad.
¡Ansiedad! ¡Él! Ante la posibilidad de que aquel chico rechazase su oferta.
Era algo inusitado.
Su respuesta ante Win Georgiou era insólita.
Había intentado convencerse de que no importaba si no se acostaba con él, pero al volver al hotel lo había hecho con el estómago encogido.
Hasta que lo había visto despedirse de su padre con un beso y tomar una maleta. Entonces, se había sentido aliviado.
La idea de no volver a verlo, de no poder descubrir por qué representaba semejante reto para él, lo había inquietado.
Win volvió a tomar su maleta en esos momentos, pero él se la quitó de la mano y sus dedos se rozaron. Bright sintió un chispazo y estuvo seguro de que él lo había sentido también, porque abrió mucho los ojos y se llevó la mano al cuerpo de manera protectora.
–Permite que lo haga yo –le dijo él sonriendo, consciente de que ambos sentían lo mismo.
Seducir a Win sería un ejercicio ágil y satisfactorio.
Además de la satisfacción carnal, sería un alivio poder calmar la agitación que lo había invadido desde que lo había conocido.
Subieron a bordo y Bright se preguntó si Win realmente pensaba que tapándose desde la cabeza a los pies conseguiría que él dejase de admirar su increíble cuerpo.
No podía ser tan inocente.
No obstante, él intentó no sonreír mientras lo seguía. Ya estaba lo suficientemente asustado como para dejarle ver que estaba deseando llevárselo a la cama.
Strato entregó la ligera maleta a un miembro de su tripulación, le dio las gracias y se giró hacia Win, que tal vez estuviese acostumbrado a navegar, pero parecía incómodo en aquellos momentos.
Eso le hizo recordar que, a pesar de que se sentía atraído por él, Win tenía dudas acerca de su presencia allí.
–¿Por qué no descansas un rato antes de la cena? Vassili te acompañará a tu habitación –le sugirió.
Había planeado ofrecerle una copa de champán mientras se alejaban de la isla, pero lo vio tan asustado que sintió ganas de protegerlo.
Otra novedad.
–Sí, gracias. Ha sido un día agotador.
Bright sonrió.
–Vassili te enseñará también el barco. Nos veremos en la cubierta superior dentro de hora y media.

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PARAISO COMPARTIDO
RomanceJuntos, los dos solos, en el paraíso... ¡hacían que subiese la temperatura! Bright Doukas se sintió sorprendido y fascinado al conocer al biólogo marino Win Georgiou en una isla desierta en Grecia. El cínico multimillonario se había sorprendido a sí...