Win estaba buscando en su bolsa, pero levantó la cabeza al oírlo hablar en tono socarrón. Lo miró, clavó la vista en su pecho y se maldijo antes de levantarla hacia el rostro. Su gesto era indescifrable, pero Win tenía claro que se estaba riendo de él.
Lo más sensato habría sido marcharse. Odiaba que los hombres se burlasen de él, no iba a tropezar dos veces con la misma piedra... Pero también era una persona sensata y había visto a muchas personas tomar decisiones equivocadas cerca del mar, pensando que podían hacer buceo sin tomar clases antes, hacer esquí acuático después de haber bebido, o quemarse la piel hasta tal punto que después necesitaban atención médica.
Al menos, Poseidón había tenido sentido común de tumbarse a la sombra y su piel estaba bronceada, no quemada por el sol. Win tomó aire al darse cuenta de que estaba recorriendo otra vez su cuerpo con la mirada. Y que él también era consciente. Deseó poder borrar aquel gesto burlón de su rostro, que le recordaba a Adrián, rubio, de ojos azules, riéndose de él.
Respiró hondo. Su instinto le decía que Adrián y aquel hombre tenían mucho en común. "Pero no puedes estar seguro. Y no puedes dejarlo aquí sin nada de beber".
Win quiso preguntarle cómo había llegado allí, solo, desnudo y sin provisiones, pero imaginó que él le contaría que sus amigos le habían gastado una broma. Además, imaginó que si mostraba la más mínima curiosidad solo conseguiría alimentar su ego.
Suspiró.
-Puede tomar algo de mi comida si quiere.
Doris siempre le ponía demasiado. Pensaba que un chico grande, como el, necesitaba mucho combustible. Y lo necesitaba cuando trabaja en el campo, aunque odiase que lo etiquetasen de chico grande. Tenía veintiséis años, pero seguía doliéndole que hablasen de el así, aunque Doris no tuviese ni idea.
-Eso sería estupendo, gracias- le respondió él, apoyándose en un codo y dedicándole una sonrisa que habría hecho que a Win le temblasen las rodillas si no hubiese sido inmune a los hombres guapos y egocéntricos.
-Con una condición.
Win estuvo a punto de echarse a reír al verlo arquear las cejas con sorpresa. Al parecer, Poseidón no estaba acostumbrado a que nadie le dijese que no, o a que le pusiesen límites.
- ¿Cuál? – le preguntó él.
El no pudo evitar echarse a reír.
-No se asuste. No voy a pedirle nada raro. Es solo que preferiría no comer con un extraño completamente desnudo. Preferiría que se tapase un poco.
-Me temo que no tengo nada con qué taparme -le respondió él- Salvo que también me preste ropa.
Win contuvo una sonrisa. Alguien debería advertirle que se estaba excediendo en su papel. Era evidente que quería que se quitase la camisa. Lo había visto mirarle el pecho de reojo varias veces.
- ¿No le importa ponerse mi ropa? Algunos hombres podrían sentirse incomodos.
-Si tengo que elegir entre eso o morir de hambre, prefiero lo primero. No tengo un ego tan frágil.
"Seguro que no", pensó él.
Y entonces dejó escapar una carcajada de verdad. Si hubiese estado tan hambriento, su aspecto no habría sido tan imponente. Win nunca había conocido a un espécimen igual.
-De acuerdo.
Win dejó la bolsa sobre la arena, entre ambos, y él se incorporó sobre el codo para ver cómo se quitaba la camisa. El dudó un instante más, dudó de verdad en esa ocasión, preguntándose si estaría cometiendo un enorme error.

ESTÁS LEYENDO
PARAISO COMPARTIDO
RomansaJuntos, los dos solos, en el paraíso... ¡hacían que subiese la temperatura! Bright Doukas se sintió sorprendido y fascinado al conocer al biólogo marino Win Georgiou en una isla desierta en Grecia. El cínico multimillonario se había sorprendido a sí...