CAPITULO 15

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EL PEQUEÑO barco de Win se aproximó al lujoso yate de Bright a la mañana siguiente, pero no se dejó impresionar por él. Bright era un hombre de carne y hueso, como cualquier otro, aunque fuese impresionante.

El corazón se le encogió al pensar en todo lo ocurrido el día anterior. Había preparado bien los argumentos que iba a esgrimir ante él y se había puesto el traje rojo de Atenas, aunque Bright no era tonto y se iba a dar cuenta de que se había arreglado por algún motivo.

Lo acompañaron hasta la puerta de su despacho y Win sintió que tenía el estómago encogido. Abrió la puerta y lo vio de espaldas, con la vista clavada en el mar.

–Bright.

Él se giró hacia Win y, por un instante, su mirada fue cariñosa, pero enseguida frunció el ceño.

–Tenía la esperanza de que hicieras las cosas fáciles para los dos.

El cerró la puerta a sus espaldas.

–Me prometiste que me escucharías.

–Está bien.

–Tengo una propuesta para ti. Quiero que vivas conmigo, pero no como amante, sino como mi compañero.

–¿Es que no oíste lo que te dije ayer? No puedo vivir contigo, ¿y si...?

–¿Y si no, Bright? Nos estás negando a todos: a ti mismo, a mí y a tu bebé, la oportunidad de ser felices por miedo a algo que no va a ocurrir. Entiendo tu miedo, pero ¿no te das cuenta de que el mero hecho de negarte a vivir conmigo demuestra que eres diferente?

–No me conoces lo suficiente como para tener una opinión de mí, Win.

Él se acercó más.

–Ayer estuve haciendo algunas averiguaciones, Bright. Hay muchos artículos que hablan de ti, pero en ninguno se relatan actos violentos. También he llamado con Gun Nicolaides, que ha hablado con su marido.

–¿Qué has hecho? –inquirió él, sorprendido.

–No te preocupes, no le he hablado de tu pasado. Solo le he contado lo que siento por ti y le he preguntado si hay algo que deba saber.

–¿Y qué sientes por mí? –le preguntó él, mirándolo a los ojos.

El tragó saliva, no era el momento de sacar su orgullo.

–Te amo.

–¡No es posible!

Bright se había quedado sin respiración y el deseó abrazarlo y reconfortarlo.

–Es posible y es la verdad –insistió–. No puedes controlar mis sentimientos, Bright. Ya te amaba antes de saber que estaba embarazado. Mis sentimientos son verdaderos y reales y no podría cambiarlos aunque quisiera.

Él se acercó al escritorio, como si necesitase apoyarse en alguna parte.

–Gun me ha dicho que eres una persona buena y generosa, y que, si algún día sientas la cabeza, serás un magnífico padre. Aunque no le he contado lo del bebé. Me ha dicho que Singto te aprecia mucho y confía en ti. Que eres un hombre decente.

Y Win estaba de acuerdo.

–Agradezco mucho los cumplidos, pero nada de eso es suficiente para aliviar mi preocupación.

–¿Y Asteri?

–¿Qué pasa con Asteri?

–Que estás metido en esa organización que ayuda a víctimas de la violencia familiar.

–Veo que has hecho los deberes –le dijo él, aunque no parecía contento.

–¿De verdad piensas que un hombre machista y violento se implicaría en una causa así?

PARAISO COMPARTIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora