Capítulo 5: Las enseñanzas de una madre, no siempre son dulces.

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Anahí.


Un año después.


Aquél horrible día gracias a Dios , fue el último. Mis abuelos maternos convencieron a mi madre para que fuera a la unidad de policía y le pusiera una orden de alejamiento a mi padre por cuatro años. Les explicaron bien claro las consecuencias para ambos si incumplían con lo establecido en la misma.


Podía ir a casa de mis abuelos paternos los fines de semana y mi padre de esa forma me veía. Claro que él estaba más ocupado embolla' o con la puta de turno. Cada dos meses tenía una *jevita o pieza diferente. Su lema siempre ha sido "el que come malo y bueno, come dos veces". No sé a qué se refiere , pero me imagino que debe ser con relación a su desfile interminable de mujeres.

Todas por supuesto, han tratado en vano de ganarse mi cariño. Como si yo tuviera poder sobre las decisiones de mi padre. Después de la tercera, ya ni me molesto en memorizar sus nombres , para qué. Está claro que ninguna va a ser hueso viejo con él , así que cuanto menos sepa de ellas mejor.

La que me preocupa es mami... "no hay nada peor que una mujer despechada" dice mi abuela Mercedes. Aunque al principio no lo entendí, creo que su actitud habla por sí sola. Mami sale de fiesta cada noche y regresa bien tarde , con frecuencia perdida de borracha.



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Aunque no la culpo , nuestra vida es difícil. Como no terminó sus estudios trabaja en el campo al sol sembrando como si fuera un hombre y luego hace cremitas de leche para tener dinero con qué criarme. Lo malo de toda esta situación , es que debido a esto no me alcanza la leche. La que me toca por *la libreta de abastecimiento es una miseria y mi mami la utiliza para hacer esos dulces y devengar un dinero extra.

Por ese motivo me veo obligada en contra de mi voluntad a visitar a Raquel, la vecina de mi tía Yeleiny. Esto no me lo van a creer, pero ella recién dio a luz ... creo que el bebé no tiene ni dos meses. Todos los días voy para que me eche en un vaso un poco de su leche materna. Sabe a rayo encendido, pero es mejor que ir para la escuela con el estómago vacío.


Como casi nunca como, no es de extrañar que siempre esté hambrienta. En ésta casa las costumbres no son como en la de Sagua la Grande. Allá mis abuelos se desviven por buscarme todo lo que me gusta , me consienten y se quitan sus alimentos del plato para que me los coma. Pero aquí es completamente diferente, lo único que cocinan es arroz con mariscos y yo los detesto. Para colmo, es una costumbre que mi abuelo Alberto como el hombre de la casa cene primero y luego los demás adultos. Si por casualidad queda algo ... comen los más pequeños o sea , casi nunca.

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Vivir aquí es una tortura , mis primos no nos respetan ni a la pequeña Alondra ni a mí. Nos buscan para jugar a las casitas pero en lugar de eso nos desnudan y nos manosean. Dicen que son juegos de mamás y papás , pero no me gustan. Nuestro tío Gerardo un día nos sorprendió y se armó la de San Quintín, fuimos salvajemente golpeados todos ... Eso sin mencionar que nos pusieron tres meses de castigo por esa gracia.


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Mamá está desde hace meses más extraña que de costumbre. La veo ojerosa y decaída , al principio pensé que era por las trasnochadas , pero hoy la escuché mientras hablaba con mi abuela ... al parecer está enferma. No pude enterarme del chisme completo porque me sorprendieron y ya saben , de nuevo castigada. Debo aprender a no meter mis narices donde no me llaman, así pasaré desapercibida y no me pondrán castigos cada cinco minutos.


Bitácoras Del Comienzo 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora