Capítulo 8: Malas noticias.

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Tahimí.

Unos meses antes.

Desde mi divorcio las cosas han ido en un desmadre total. Pensé que al estar libre, al fin cambiaría algo cómo me siento por él y la verdad es que no. Díganme masoquista , esquizofrénica , conformista... lo que quieran y hasta un poco más. Pero por desgracia para mí la verdad es una sola, nunca seré feliz porque busco en otros labios el sabor de los suyos y en otros lechos el placer que sentí en su cama.

Todos éstos sentimientos están revueltos por mi situación actual, nunca hubiera imaginado que algo así pudiera sucederme. Hace años que me siento mal, pero al principio pensé que era algo pasajero. Con el paso del tiempo veo cómo mi cuerpo se rinde, ya no soy ni la sombra de lo que fui.

Ahora vienen a mi mente las palabras de mi verdugo: " no caminarás muchos años en la tierra, eso te lo juro"... ¿ Será que estoy muriendo?. No , no puede ser... Eso solo le pasa a otras personas, es imposible que con veintidós años esté frente a mi extinción. No lo acepto y no lo haré jamás mientras me quede un solo respiro, tengo una hija que depende de mí ... No lo acepto.

****

Después de pensarlo una y otra vez decidí someterme a unos estudios. Quizás no era nada y mi preocupación era infundada. Pero cuando fui a ver a mi médico, mis esperanzas fueron arrancadas como las alas de un colibrí.

Estaba pálido y con nerviosismo pidió que tomara asiento. Obedecí un poco preocupada, es un hombre tan jocoso y está tan serio que da miedo. La noticia no es buena , lo noto en su mirada y entrelaza sus manos sobre el escritorio para que no vea su nerviosismo. Después de una eternidad, al fin decide romper el hielo, siento que me han robado el mismísimo calor de la sangre.

-Tahimí te he citado hoy porque es necesario aclarar ciertos puntos-hace una pausa y niega con la cabeza-. Es necesario que te repitas todos los análisis en La Habana, te haré un remitido para el hospital "Hermanos Almejeiras"-me cubro el rostro para ocultar mis lágrimas, lo sabía. Sabía que algo no estaba bien-. Sé que es difícil trasladarse con el problema del transporte fuera de provincia , pero esto es de vida o muerte-me dice con un hilo de voz, está preocupado por mí. Me conoce de toda la vida, su hermana pequeña estudió conmigo.

-Dime la verdad José ...¿ Es muy grave?-lo miro con seriedad y éste se queda mirándome un rato, no se atreve a formular palabra alguna. Me pongo de pie de un salto y golpeo con fuerza su escritorio-. Demonios José, dímelo... ¿ Me voy a morir?-grito estallando en lágrimas, él sin mirarme asiente y caigo al suelo lentamente, esto es muy duro.

La silla se rueda y unos segundos después estoy envuelta en sus brazos. Me cubre con ellos como si fuera un ángel guardián. Se estremece y tiembla, levanto mis ojos sorprendida ... nunca había visto a un hombre llorar. No sabe cómo mirarme, esto es algo muy delicado.

-Tahimí, por favor ...-hace una pausa para aclarar su garganta-. Ve al Almejeiras , necesitas entrar en tratamiento cuanto antes-. Lo miro a los ojos y le pregunto desesperada.

-¿Podré salvarme con eso?-no contesta, así que vuelvo a preguntar ésta vez agarrándolo con fuerza del cuello de la bata de médico-. José cojone' que si me salvaré con eso, dime la verdad... No la maquilles.

-No sabemos desde cuándo estás enferma ni el daño que haya recibido tu cuerpo. De ahí los análisis, debes hacerlos lo más pronto posible.-hace una pausa y me mira con tristeza-. Al principio no estaba seguro porque es una enfermedad rara de la que no se conoce mucho. Pero cuando me dijiste que al poner tus manos en el congelador se ponían rojas, lo supe. Tiene un nombre raro "Lupus eritematoso sistémico" , pero contigo no voy a comer esa *pinga , se conoce comúnmente como LUPO. Es una enfermedad que se transmite por los rayos ultravioletas del sol, tiene dos fases. Puede alojarse en tu piel y enfermarla o ir hacia tus órganos-ahogo un grito, me abraza con más fuerza-. En tu caso, creo que estás en la segunda fase.

-¿Crees que me quede muy poco?-pregunto sorbiendo mi nariz.

-Eso nadie lo sabe, por eso necesitas los estudios. Ésta enfermedad ataca principalmente a los riñones. Ellos son los encargados de eliminar las toxinas de tu cuerpo-comienzo a llorar de nuevo como una niña, él me levanta el mentón y me acaricia los cabellos-. No todo está perdido, con el tratamiento de hemodiálisis podemos limpiar tu sangre reemplazándola. Es duro, pero no nos demos por vencidos todavía.

-Pero y si eso no funciona... ¿Entonces qué hacemos?-le pregunto con los ojos rojos de tanto llorar. Tengo un nudo en la garganta y siento cómo se me estruja el corazón por mi pequeña.

-Tendríamos que hacer análisis entre tu familia inmediata para ver quién es compatible contigo. En el escenario de que la hemodiálisis no funcione, un trasplante de riñón es lo único que nos queda y rezar para que en tu cuerpo no se haya afectado nada más.

****

Desde ese día veo la vida con otros ojos, abrazo a mi hija cada vez que puedo. Nunca se sabe cuándo será para mí el último día. Hice el esfuerzo y me volví a examinar en La Habana, los resultados no fueron diferentes.

Debo someterme a las hemodiálisis más de una vez al mes. Es un proceso terrible y desgastante. Sino fuera por mi hija, hace rato me hubiera rendido pero quiero verla crecer. Quiero estar ahí cuando se enamore y le roben su primer beso. Cuando se case y sea madre por primera vez. Se que no podré hacerlo sino lucho con uñas y dientes por permanecer a su lado. El amor de una madre es infinito y yo estoy dispuesta a lo que sea , con tal de ahorrarle a mi hija el sufrimiento de crecer sin su madre.


Bitácoras Del Comienzo 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora