Brenda.
Todavía no puedo creer lo que han visto mis ojos... Sé de muy buena tinta que Anahí no se anda por las ramas a la hora de espantarse pretendientes indeseables, pero éste chico era muy lindo y no le faltó al respeto, todo lo contrario. Como su amiga me tocó apoyarla frente a todos pero en cuanto estemos solas, me va a tener que escuchar.
Está caminando como loca , tan rápido que debo hacer una carrerita para alcanzarla. No me atrevo a decirle nada, aún hay demasiadas miradas indiscretas y no tengo pensado darle más contenido a los chismosos. Entra en la cabaña y se deja caer sobre la cama con las manos cruzadas sobre el abdomen. Está mirando fijamente el techo como si allí estuvieran todas las respuestas a sus problemas.
Me duele mucho que se sienta así, quiero que pueda ser honesta por una vez y en tantos años de amistad, por primera vez me diga que está mal en ella. Ruedo una silla de la mesa del comedor y me siento a su lado, como si fuera una psicoterapeuta. Ella continúa con la mirada fija en el techo, pero sin ver nada en específico.
-Tuve miedo... ¿Sabes?-rompe el silencio luego de unos minutos-. Ése chico de antes ... desde que lo vi por primera vez sentí algo muy especial y me dio miedo-dice al mismo tiempo que una furtiva lágrima rueda por su mejilla.
-Ay, amiga...-digo poniéndome de pie y acostándome a su lado para abrazarla, se acomoda en mi pecho llorando como una niña-. Anahí, sabes de sobra que puedes contarme todo. No voy a ir a ninguna parte.
-Es que...-hace una pausa, es como si tuviera un nudo en la garganta-. No quiero hablar de eso, no puedo-me dice al fin entre sollozos.
-Esta bien, no te preocupes...-le beso los cabellos como una madre y me abraza con más fuerza-. Cuando estés lista para hablar , aquí estaré.
-Gracias ...-me dice con una sonrisa que no le llega a los ojos antes de quedarse profundamente dormida. Algo muy raro en ella, son apenas las cuatro de la tarde.
****
Durmió todo el resto de la tarde de un tirón. No creí que fuera posible, ni siquiera se movió ... era como si estuviera desmayada. Creí que me moriría del aburrimiento, toda la tarde aquí encerrada. Creo que tendré que buscarme un *Jevito para pasar estos días, porque Anahí no parece muy dispuesta a divertirse.
Cuando por fin volvió en sí eran las 8:30 pm. Sin decir nada se levantó y fue al armario por su champú, su acondicionador y su crema hidratante. Tomó un largo baño y para las 10:00 pm parecía una diosa luego de empezar a ... ¿ maquillarse? Hace siglos que no lo hace, aquí hay gato encerrado.
Se puso un vestido largo color esmeralda que le queda como una segunda piel y se dejó el cabello suelto apoyado en un solo hombro. Se puso hasta tacones, no puedo creerlo. Casi no pude arreglarme de la impresión, es un ser completamente diferente al manojo de nervios de ésta tarde. Sin poder guardar un minuto más en silencio, al fin estallo.
-¿ Quién eres?¿Y qué has hecho con mi amiga?-ella no dice nada y me responde sólo con una sonrisa-. Te ves hermosa amiga, en serio ... estás divina.
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Bitácoras Del Comienzo 1
DiversosAnahí González Hernández tuvo una niñez muy atípica. Desde muy pequeña atravesó por situaciones muy dolorosas . Su entorno familiar era completamente disfuncional. Tras el divorcio de sus padres el panorama en lugar de mejorar , se vuelve más aterra...