Anahí.
Aún no sé cómo no me eché a llorar cuando lo vi con esa mujer entre las piernas, tan acaramelado. Sé que nunca tuvimos nada en serio, pero no pude impedir que me afectara. Todo empeoró aún más cuando asumió esa actitud tan frívola y distante, como si yo fuera inferior a él. Me hizo sentirme tan poca cosa, que apreté los dientes para no llorar.
Le pedí que me diera licencia de unas horas para ir a mi casa, avisar de mi ausencia, tomar algunas pertenencias y volver para reanudar mis funciones. Por suerte no se negó a mi pedido y pude regresar a mi casa. Mientras iba por la calle mantuve mi postura, pero en cuanto estuve a solas las lágrimas cayeron como cascadas de mis ojos. Me dejé caer en el suelo, colocando mis rodillas contra mi pecho y lloré hasta que no hubo más lágrimas que derramar. No sé ni por qué me duele verlo nuevamente, nunca lo amé, ¿no? Sólo fue una simple atracción que se debería desvanecer con el tiempo, pero al verlo, fue como si el tiempo se hubiera detenido y estuviéramos de nuevo en ese dichoso campismo.
Estaba tan absorta en mis pensamientos que no advertí la presencia de Brenda, me veía con tristeza desde el patio, pero no tenía el valor de preguntarme nada. Una rabia nubló mi mente, ¿sería acaso que ella lo sabía?
Me pongo de pie limpiando mi rostro con las manos y camino a su encuentro para enfrentarla de una vez, si ella sabía acerca de esto, me va a oír. Me detengo frente a ella de brazos cruzados, estoy muy molesta. Ella mira de un lado a otro, incómoda, ante mi prolongado escrutinio. Después de unos minutos consigo recuperar el habla.
-Dime que tú no sabías que era él quien vivía en ésa casa-no responde y evita el contacto con mis ojos, eso me molesta aún más-. Dime... Brenda, cojone', dime que no fuiste capaz de hacerme ésta mierda-las lágrimas se asoman a mis ojos y las aparto con rabia.
-No... no sé de q..-su balbuceo me irrita aún más y le pego una cachetada con toda la fuerza que soy capaz de reunir.
La tomó por sorpresa, pude verlo en su mirada de espanto. Pero ni siquiera me esquivó, se quedó inmóvil y un surco rojo se hizo evidente desde el pómulo hasta el mentón. Una lágrima culpable escapó de sus ojos y la sequé con mi pulgar, fue una hija de puta, pero sigue siendo mi amiga.
-¿ Por qué lo hiciste?-pregunto con la voz rota, no puedo creer que me pagara así-. Éramos amigas, por qué me ocultaste algo tan importante.
-Pensé que te alegrarías de verlo, hace tres años estabas muy interesada en él-dijo mirando sus pies.
-¿No crees que eso debería decidirlo yo, Brenda?-mi voz es casi inaudible-. ¿ Sabes cómo me sentí al entrar a ésa casa buscando un puesto de sirvienta y verlo con una mujer sobre las piernas, besándose?
Ella alza la vista con asombro, no esperaba que algo como esto sucediera, la conozco bien... no me expondría a un daño semejante.
-¿Cómo?¿ Qué has dicho?
-Lo que escuchaste, no me hagas repetirlo, por favor-cierro mis ojos con dolor.
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Bitácoras Del Comienzo 1
AléatoireAnahí González Hernández tuvo una niñez muy atípica. Desde muy pequeña atravesó por situaciones muy dolorosas . Su entorno familiar era completamente disfuncional. Tras el divorcio de sus padres el panorama en lugar de mejorar , se vuelve más aterra...