Capítulo 27

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Llegó al medio del bosque prohibido, todo estaba silencioso.
Camino un poco más y sintió que alguien se acercaba, pedía que sea cualquier persona menos, su familia ni amigos. Todos, menos ellos.

—Draco Malfoy —escucho sisesar su nombre —hijo del traidor de Lucius, que desgracia

— ¡muestrate! —exigió en un grito —no te escondas, Voldemort.

—no me estaba escondido, solo daba —hizo como si lo pensará por un momento —un pequeño recorrido al lugar

— ¿Qué quieres? ¿Por qué mandaste esas cartas falsas?

—esperaba que Potter estuviera aquí, no tú pero bueno —los mortífagos llegaban y otros salían de entre las sombras, todos rodearon a Draco, dejándolo sin escapatoria —necesito algo que él tiene en su poder y en cuanto a tí... Solo te llamé para que lo vieras por última vez, creo que los planes serán otros.

—se lo que buscás —lo miro desafiante —y te puedo asegurar que nunca vas a tener la varita de sauco en tu poder.

Voldemort se sorprendió un poco pero no lo demostró, camino hacia Draco y se detuvo a un metro de distancia — ¿Quieres saber por qué Dumbledore se volvió loco? —siseaba —tal vez por... ¿Poder? —Draco no le quitaba la vista de encima, seguía cada pasó para estar atento por si lo atacaban —sí, Dumbledore siempre fue un codicioso, tenía unos planes iguales a los míos

—no me importa, no vine aquí para escuchar una historia absurda —espeto Draco.

—que mal educado, estoy alargando tu tiempo de vida y asi es como me lo agradeces, crucio —Draco sentía como si espadas se clavaran en todo su cuerpo, cayó al suelo de rodillas, cualquier otra persona en su lugar estaría retorciéndose y gritando del dolor pero, él no, no le daría esa satisfacción a ese ser —Gellert Grindelwald, su amigo, era un tipo retorcido que le encantaba experimentar con sus compañeros de clase, cuando conoció a Albus, hicieron planes para encontrar las Reliquias de la Muerte y liderar una revolución mágica para poner fin al Estatuto Internacional del Secreto Mágico, ellos querían gobernar a los muggles —libero a Draco del hechizo, esté solo soltaba leves gemidos por el dolor de la maldición —sí tan solo sus dos hermanos no se hubieran entrometido... Todo sería diferente

— ¿Qué quieres lograr contadome ésto?

—Albus Dumbledore, murió por su locura y claro que yo aporte matando a la persona que amaba en secreto —sonrio con malicia — ¿Por qué se volvió loco? Por haber roto el pacto de sangre que tenía con Grindelwald, se lanzo una maldición así mismo y termino sucumbiendo ante la tristeza y el arrepentimiento. Él me mató pero también, el me revivió, fue un tonto al creer que dejaría en libertad a su tan amado Gellert.

Draco sintió que alguien se acercaba, el pánico se apoderó de él, miro de reojo a los seguidores de Voldemort y soltando un suspiro junto a una sonrisa; saco la varita de sauco de su bolsillo —es ésto lo que buscás —se puso de pie, Voldemort mantuvo la distancia, sabía que tan poderosa podía llegar a ser aquella varita —no sabes cuántos problemas me trajo está cosa a mi vida, trate de destruirla incontables veces y nunca pude y ahora creo saber el porque —se pudo ver el miedo en los ojos del Lord oscuro —Albus en su desesperación de tener de vuelta a Grindelwald, unió una parte de tu alma aquí —tomo la varita por ambos extremos —si está cosa es destruida, una parte de tí también y eso te dejaría más débil de lo que estás, tú evitabas que rompiera este pedazo de madera, tú tienes la culpa de que los dejará —lo partió a la mitad, Voldemort grito y de la varita salió un humo negro y desaparecido a los segundos —y tú... Serás él responsable de mi muerte —termino en un susurro, Voldemort le lanzó un avada kedrava y el cuerpo de Draco cayó.

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