Capítulo 20

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20 de Julio 1994.

Hace ya casi dos meses que ni Draco ni Harry hablaban, en ese tiempo todos hicieron al menos dos reuniones.

Uno para interrogar a Lily sobre dónde estaba y quién era la chica que la acompañaba. Lily les respondió igual que a Draco y Harry, y en cuanto a Ginny (cómo le gustaba que la llamasen) les contó que hace años Dumbledore llegó con una niña a la casa de Lily y le ordenó esconderla en un sótano.
Obviamente la pelirroja no haría eso con una niña que en ese entonces tendría ocho o nueve años de edad, la cuidó y crío como a una hija y de un día para otro, Ginny la empezó a llamar mamá y lo más doloroso para Lily, fue que una vez la niña cumplió doce años se la arrebataron y le dijeran que nunca la volvería ver.

Y la segunda fue para hacer un plan y capturar a Dumbledore antes que trajera de regreso a Voldemort. En ambas reuniones no hubo cruce de palabras entre Malfoy y Potter.

—Harry —le habló James — ¿Estás bien?

—sí... ¿Por qué...? —su voz era apenas audible y sus mejillas estaban más rojas que el cabello de Ginny, se le notaba que apenas y respiraba con normalidad.

—no, no estas bien —poso una mano en la frente de su hijo y la otra en la suya — ¡Hijo, estás ardiendo! —exclamo con precaución.

—no lo había notado... —susurraba y empezó a cerrar sus párpados.

—ire por Severus, pero antes te llevaré a tu cama —tomo a Harry en brazos y lo subió hasta su habitación, lo acostó y puso un paño húmedo en su frente y salió disparado en busca de su esposo y amigo. En cuanto los encontró, grito: — Reg, Harry está enfermo, Severus tienes que ayudar a mi hijo —pidio, ambos susodichos se levantaron rápidamente y fueron tras James.

En cuanto llegaron, él pocionista lo examinó y dió su diagnóstico —esta envenenado —ninguno pudo decir nada —matalobos, tengo el antídoto —salio y fue en busca del antídoto, al minuto estaba nuevamente con Harry, dándole de tomar el líquido — ¿tienen plantas de acónito?

—no... —ambos padres estaban en shock.

— ¡Kreacher! —llamo y el elfo hizo acto de presencia con una reverencia —busca en los alrededores alguna señal de acónito, ten cuidado con lo que tocas o hueles —Kreacher hizo una reverencia y desapareció.

—dime que se recuperará... —decia Regulus en casi un imploró —Sev...

—no te preocupes, se recuperará y no voy a mentir —les miro serio —Harry estuvo a punto de morir, el acónito es un venado letal y unos gramos logra matar a un adulto, su hijo tiene mucho suerte y gracias a James que se dió cuenta y actuó rápido que sigue vivo —se levantó de la cama, llegó hasta ambos y palmeo sus hombros en señal de apoyo —estara inconsciente unos días, el veneno no lo mató pero si lo debilitó, probablemente no tenga apetito en cuanto despierte. Llámenme y estará aquí lo más rápido posible —ambos asintieron —entonces me voy, tengo que resolver un pequeño problema.

—te acompaño —le dijo James, Regulus fue al lado de Harry y lo abrazó, sea quien sea la persona que le hizo eso a su hijo, lo pagaría muy caro, no tendría piedad alguna.

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—Sev, llegaste —le dijo la mujer del cuadro — ¿Sucedió algo malo? —pregunto preocupada.

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