2. Recuerdos vívidos y flameantes

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Transcurrieron horas, días y semanas sin que la pequeña Becky despertara. Freen comenzaba a cuestionar la efectividad de su remedio y se preocupaba cada vez más por la salud de la niña. Decidió utilizar parte de su poder mágico para sanar la herida en la pierna de Becky, esperando que fuera la solución que necesitaba.

Vestida con su característica caperuza negra, que la hacía parecer una bruja misteriosa, Freen se encaminó hacia el pueblo. Sabía que allí encontraría los recursos necesarios para ayudar a la niña y encontrar respuestas sobre lo que estaba sucediendo. Debía salvarla si quería respuestas a lo que estaba sucediendo.

Becky

Mis ojos se abrieron lentamente, y me encontré dentro de lo que parecía ser una casa de madera rústica. Al intentar incorporarme, experimenté un dolor punzante en mi muslo. Dirigí mi mirada hacia esa zona y noté una venda que envolvía completamente mi pierna. A mi alrededor, había más vendas manchadas de sangre.

Mi mente se llenó de preguntas. ¿Dónde me encontraba? ¿Cómo llegué aquí? ¿Por qué estaba herida? ¿Estaría todo esto ocurriendo en un sueño? La confusión se apoderaba de mí. Con la ayuda de un bastón que encontré allí, me sostuve y me dirigí hacia la salida de la cabaña.

Los primeros rayos de luz del nuevo día acariciaron mi rostro mientras el frío me envolvía rápidamente. Recorrí el lugar con cautela. Era un bosque encantador, lleno de colores vibrantes. Los pájaros cantaban alegremente y animales que nunca antes había visto se paseaban por allí. Mi mirada se desplazó por todo el entorno cuando, casi asustada, casi me caigo.

Una mujer de apariencia imponente se encontraba frente a mí. Su rostro reflejaba firmeza y dureza. Pensé para mí misma: "Dios mío", era increíblemente hermosa. Su figura delgada parecía esculpida por los dioses, y su rostro no era menos impresionante. ¿Podía existir alguien tan bello como ella?

-Oye jovencita, ¿te encuentras bien?- la mujer misteriosa preguntó a Becky.
-E-estoy... confundida... d-dónde estoy... ¿quién eres?- comentó Becky con una voz muy dulce y gentil.
-¿No recuerdas nada de lo que sucedió?...- la mujer se acercó a la pequeña niña, imponiendo aún más su gran presencia ante ella.

Becky se encontraba sin palabras, sin saber cómo responder. La incertidumbre de si todo esto era real o simplemente producto de su imaginación la abrumaba una vez más al ver a esa mujer frente a ella. Becky volvió a fijar su mirada en la mujer, sintiendo la necesidad de descubrir la verdad, pero también temerosa de las posibles consecuencias. Aunque no era una persona callada, en absoluto.

-¿Qué me ha sucedido?, no recuerdo nada de lo sucedido... Y me duele mucho la pierna...- comentó la atrevida Becky a la persona que tanta curiosidad le causaba.

-Pues, mejor siéntate, debo curarte esa herida, así también entenderás el porqué de tu herida, pequeña- le dedicó una pequeña sonrisa, y ayudó a la pequeña a sentarse en un tronco, usado como banco.

-Verás, no sé exactamente qué pasó, pero estabas montando un caballo, escapando de unos hombres, guardias reales parecían, y entrasteis a mi bosque.
Ahí fue cuando te vi, te vi herida e intentando escapar de dichos tipos así que me deshice de ellos- la manera en la que esa mujer, dijo con tal sutileza y buen vocablo, hizo temblar a Becky.

La pequeña parecía confundida, no entendía que estaba ocurriendo, no entendía el porqué estaba escapando. Se notaba su confusión a leguas, y la bruja no dudó en responder.

-Pareces confundida, pero puedo ayudarte si no logras recordar. Pequeña, ¿confías en mí?- Becky la miró, y no dudó, le contestó de manera sutil con la cabeza.

La bruja posó su mano sobre la cabeza de la niña, y agarró gentilmente su mano con la de Becky.
La pequeña niña aún con miedo, agarró su mano, y pudo recordar todo. La bruja pudo ver sus recuerdos, y comprendió todo.

"(Querer matar a una niña tan pequeña... hay que tener poco corazón)" pensó Freen.

La pequeña niña no pudo contener las lágrimas, su rostro lleno de confusión reflejaba su corta edad y su incapacidad para comprender por qué esas palabras crueles y el deseo de lastimarla existían. Freen, al presenciar su sufrimiento, sintió una profunda pena y un instinto natural de querer abrazarla y consolarla, pero en un rápido momento de reflexión, se apartó bruscamente, conteniendo sus emociones.                                                                                                                                      Era consciente de que no era lo adecuado. Aquella mujer debía mantener su fachada de frivolidad si pretendía responder todas las preguntas que se le planteaban. Además, no podía permitirse encariñarse con aquella joven muchacha si deseaba seguir viviendo en la soledad del bosque.

-Que va a pasar conmigo ahora...?- suplicó la pequeña.


Freen deseaba brindarle ayuda, pero no estaba seguro de qué debía hacer. Reflexionó sobre la situación y llegó a la conclusión de que, dado que la pequeña era aún muy joven y no podría sobrevivir por mucho tiempo en el mundo real, podría utilizarla como su ayudante. Aunque no parecía un plan perfecto, Freen decidió seguir adelante con esa idea.

-Verás... pequeña, sé que no puedes volver con ellos, ellos son malos y te quieren hacer daño. Pero tengo un plan...- hizo una pequeña pausa para mirar a aquellos ojos cristalinos de la niña.

-Puedo protegerte, pero a cambio debes ser mi ayudante, no lo haré de manera gratis, todo tiene su precio... Verás, yo soy una persona muy... importante para el bosque, debo encargarme de todo lo que pasa aquí.
Como comprenderás, hacerlo por mí misma, a veces es complicado, pero con tu ayuda sería mucho más fácil. Entonces, que prefieres, ¿morir o ayudarme?-

Becky no dudó ni un segundo y sonrió, gritando claramente un -¡SÍ!-.
Al mismo momento, miró los ojos oscuros de la bruja.

-Mi nombre es Becky, ¿cómo te llamas?-

Freen rio ante la ingenuidad de la pequeña.

-Becky... verás, no puedo decirte mi nombre real... pero puedes llamarme, señorita Freen- demandó con autoridad

Pasaron el resto del día conversando, mientras Freen curaba por completo la herida de Becky. Como era su costumbre, Freen reflexionó profundamente sobre la situación en la que se encontraban. No podía simplemente dejarla pasar sin tomar acción, como solía hacer la bruja.

¿Sería una buena idea? Freen se planteaba si sería capaz de controlar a ese pequeño torbellino y hacer que hiciera todo lo que ella quisiera.

Con el transcurso de la noche, el paso del tiempo se hacía evidente para ambas. Los años podían pasar rápidamente y de manera sorprendente. Becky, al igual que Freen, no dudó en ayudar a esa hechicera de apariencia angelical, ya que fue ella quien le salvó la vida.

A pesar de ello, Becky seguía con muchas preguntas sin respuesta. No comprendía por qué debía huir y esconderse en un bosque inhóspito junto a una mujer misteriosa que ocultaba su identidad. Desconocía qué había cambiado en su vida para darle un giro tan drástico, ya que siempre había sido una niña disciplinada y no había hecho nada malo.

Aunque no quería profundizar demasiado en esos pensamientos, como una joven de tan solo 7 años, no podía evitarlo. No comprendía plenamente las maldades del mundo.

Con el paso de los años, Freen asumió la tarea de educar a Becky sobre las dificultades y los males del mundo. A través de historias y ejemplos, Freen le mostraba la realidad oculta detrás de la apariencia de armonía. 

Becky comenzaba a comprender la complejidad de la existencia y aprendía a ser cautelosa y valiente. Juntas, exploraban los aspectos oscuros y luminosos de la humanidad, construyendo un vínculo de confianza y protección mutua. Aunque el peligro persistía, Freen y Becky se apoyaban en su compañía y enfrentaban los desafíos con valentía y esperanza.

Almas Gemelas | Freenbecky (+18) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora