Capitulo I (Parte 11)

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Nick, sin entender del todo lo que había ocurrido, lo primero que pensó fue en preguntar por la prostituta.

—¡Dígame, ¿qué sucedió con la chica? ¿La lograron rescatar?

La enfermera le pidió que se calmara. Le informó que la mujer estaba a salvo y bajo custodia policial.

A pesar de lo sucedido, Nick sintió una fuerte impotencia por no haber podido protegerla, aunque se alivió al saber que ya no estaba en peligro. Al terminar de curar sus heridas, la enfermera le sugirió que descansara, pero él, todavía desorientado y ansioso, le preguntó la hora.

—Son las nueve de la noche —respondió ella amablemente.

Nick no podía creer que el tiempo hubiera pasado tan rápido. Tenía solo una hora para encontrarse con Alice. Cuando la enfermera se retiró del cuarto, él se incorporó con sigilo, asomando los pies fuera de la cama sin hacer el menor ruido. Bajó una pierna con cuidado, y al tocar el suelo con la planta del pie, sintió un frío tan intenso que parecía nieve. Sin embargo, no le prestó atención al helado contacto; quitándose la bata blanca, se quedó desnudo un instante a pesar de la baja temperatura de la habitación. Con rapidez, sacó su ropa del armario. Una vez vestido, se acercó a la puerta y, al ver que estaba entreabierta, aprovechó para escabullirse por el pasillo en completo silencio. La tenue luz era su aliada en ese momento, y, sin ser visto, consiguió escapar del hospital.

Al salir, miró su reloj: quedaban apenas treinta minutos, pero por suerte estaba a pocas cuadras de la casa de la señora Susan. Apresuró el paso, decidido a llegar lo antes posible para prepararse; la cita con Alice era muy importante para él.

Miraba su reloj con ansiedad, observando cómo los minutos se deslizaban a gran velocidad. Al fin, llegó a su habitación, jadeante y agotado. Con prisa, se quitó la ropa sucia y rebuscó en su desordenado armario hasta encontrar sus mejores pantalones, los mismos que quería lucir esa noche. Se cambió su camisa de rayas blancas por una negra, que combinaba perfectamente con el pantalón, y completó el atuendo con una chaqueta de cuero marrón, típica de la época. Listo y bien arreglado, guardó su manojo de llaves en el bolsillo izquierdo antes de salir.

La Senda de las Almas, El Espejo Astral.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora