Capitulo II (parte 5)

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Al terminar su redacción, Nick decidió abandonar el diario para ir tras la cinta. Pasó por la oficina del director y le explicó que debía atender un asunto urgente. Antes de irse, le entregó su reportaje titulado El héroe de la avenida Stanford, meticulosamente presentado en una carpeta elegante. Al recibir el manuscrito, su jefe le tendió la mano y le dijo:

—¡Nick, te has superado mucho! Tus fotos para la portada han sido excelentes, y ahora tus reportajes ocuparán una página completa. A tu regreso, te pagaré también por este trabajo.

—¡Gracias, señor! Con el adelanto que me dio he podido cubrir varios gastos; le estoy muy agradecido —respondió Nick, con emoción.

Se despidieron con un firme apretón de manos, y Nick salió de la oficina a toda prisa. Corrió por las calles como si cada segundo lo alejara de la cinta, muy agitado y con la respiración entrecortada. Al llegar a su edificio, subió las escaleras con rapidez, como un ratón huyendo de un gato despiadado. Pero, al entrar a su cuarto, se encontró con una escena que confirmó sus peores temores: la puerta de su dormitorio había sido forzada y la cerradura estaba rota. Sus ojos, desorbitados, recorrieron el caos que invadía la habitación. Conteniendo la tensión, se dirigió al armario y, al abrirlo, una avalancha de desorden cayó sobre él, como si un camión volcara su carga. Sabía que al fondo debía estar la caja fuerte.

Con desesperación, empezó a escarbar entre ropa sucia, zapatos y bolsas hasta que la encontró. Pero, para su horror, la caja ya estaba abierta.

Aquella cinta había llegado a sus manos gracias a un funcionario del gobierno, a quien Nick había salvado años atrás durante una entrevista en un restaurante, cuando el hombre casi se asfixia con un trozo de carne. Aquel funcionario, involucrado en una red de pedofilia que incluía al mafioso más temido de la ciudad y a otros personajes poderosos, le entregó la cinta como una muestra de gratitud. Nick había obtenido la grabación a través de la intervención del teléfono del alcalde. Torturado por sus propios crímenes, el hombre se quitó la vida días después de entregarle la prueba. Ese recuerdo intenso solo aumentó la ansiedad de Nick mientras revisaba la caja, pero al final comprobó que ya no quedaba rastro alguno de la cinta.

Furioso y frustrado, golpeó la caja vacía contra la pared. Luego, tras calmarse, reflexionó sobre el viaje de Alice y Logan a Sacred Valley.

El mayor problema para Nick era que, si el novio de Alice presentaba la cinta al dueño del diario, Logan podría ganar un puesto importante en la redacción, el mismo cargo al que Nick aspiraba.

En ese instante, lo invadieron emociones conflictivas: rabia, odio e incredulidad. Sin embargo, decidió controlar esos sentimientos y pensar con la cabeza fría. Sabía que solo con inteligencia lograría recuperar lo que era suyo.

La Senda de las Almas, El Espejo Astral.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora