Capítulo 12 (Parte II)

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Inhalo y exhalo un par de veces para calmarme

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Inhalo y exhalo un par de veces para calmarme. No puedo permitir que mis emociones me dominen. Cuando lo permito, pasan cosas malas, como la extrema decisión que tomó mi amiga ese día. Si mis emociones no me hubieran ganado la batalla, yo podría haberle hecho saber que contaba conmigo y jamás hubiera cometido esa locura, sin embargo, no lo hice y las consecuencias las pagamos ambas, tanto ella como yo.

Sacudo mi cabeza de forma leve para despejar mis ideas y vuelvo a concentrarme en mi ambiente. La señora me sigue observando con cierta… ¿cómo decirlo? ¿Curiosidad? No, no es eso, pero tampoco puedo describirlo con palabras, sólo sé que hay algo en su mirada que sigue llamando mi atención.

¿Por qué sus ojos se me hacen tan familiares?

Le sonrío y, tras agradecerle por su ayuda, me doy la vuelta con la firme intención de abandonar este lugar, no obstante, sus palabras me obligan a frenar en seco, antes de, siquiera, haber llegado a la puerta.

Me quedo paralizada del miedo durante varios segundos. Apenas puedo respirar, sin contar esa extraña presión que se ha instalado en mi pecho. Quiero creer que escuché mal, pero ¿y si no fue así?

Con gran lentitud, me giro para encontrarme, de nuevo, con la misma señora, a quien, de repente, se le ha borrado la sonrisa del rostro, confirmándome lo que tanto temía. Parece que “alguien” acaba de pensar en voz alta y sus palabras —o, mejor dicho, balbuceos— continúan dando vueltas en mi cabeza.

«Sí que tiene muy buenos gustos»

—¿Qué dijo? —pregunto, en un susurro. Sus ojos se abren de la sorpresa, consciente de que la escuché, sin embargo, la petición que me hace, me deja un tanto confundida.

—No digas que yo te dije, ¿sí?

Veo a la señora frente a mí suspirar, mientras juega una y otra vez con un mechón de su largo cabello negro. Está nerviosa, eso es seguro, sin embargo, ni todo su nerviosismo se compara al nivel de miedo que yo siento en éste momento. ¿A qué se refería con eso de… “sí que tiene buenos gustos”? ¿Será posible que estuviera hablando de la persona que me envió las flores? ¿Acaso…?

¿Acaso ella sabe quién es?

—Te voy a contar, pero… no le digas que yo te dije, ¿sí? —suplica, con gran pesar—. Él me pidió que guardara el secreto.

Todo a mi alrededor parece desestabilizarse en ese momento. Mis sospechas eran correctas, ésta mujer sabe algo y voy a hacer que me diga qué es.

—¿De qué habla? —pregunto. Mi voz, aunque baja, también suena más amenazante de lo que me gustaría, así que respiro profundo para tranquilizarme y vuelvo a sonreír, aunque ésta vez, de manera forzada—. Dígame, ¿qué es lo que usted sabe?

—La persona que planeó todo esto fue… mi hijo.

Lo admito, esperaba varias respuestas, pero nunca imaginé una como esa.

El Asesino Arcoíris © || COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora