Capítulo 8

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La joven presentaba una intoxicación severa por la alta cantidad de pastillas que ingirió

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La joven presentaba una intoxicación severa por la alta cantidad de pastillas que ingirió. Por suerte, logramos tratarla a tiempo, pero aún no sabemos qué consecuencias puedan quedar en su organismo. Su estado de salud es delicado, así que la mantendremos en observación por unos días para saber cómo evoluciona.

Alissa…

Mientras tanto, mi única recomendación es que busquen atención psicológica. Hay que entender el porqué del intento de suicidio y prevenir que algo así vuelva a ocurrir.

—Alissa…

Aún cuando estoy tan cansada, mi mente no deja de reproducir las palabras del doctor que atendió el caso de Jess. Sólo quiero descansar y fingir que todo fue una pesadilla, pero no importa cuánto lo intente, no consigo dejar de pensar en lo que sucedió.

—Alissa.

Esa voz que continúa llamándome, se hace cada vez más fuerte. Mi cerebro parece despertar un poco y entonces abro los ojos, encontrándome de frente con el rostro de la mamá de Jessie. De inmediato, lo primero que noto son sus ojos color miel, los cuales están muy rojos e hinchados, recordándome la horrible pesadilla que, tanto ella como yo, estamos viviendo.

Parpadeo un par de veces para evitar que las lágrimas vuelvan a inundar mis ojos y me enderezo con lentitud en la silla. Supongo que debí quedarme dormida, no obstante, ni siquiera eso evitó que mi mente siguiera dándole vueltas a lo mismo.

Me remuevo un poco en mi lugar y un horrible pensamiento me pasa por la cabeza, aterrándome, por lo que prefiero salir de la duda y entonces, sin rodeos, pregunto:

—¿Le pasó algo a Jess?

Para mi buena suerte, ella niega despacio, acción que me hace soltar un suspiro de tranquilidad.

—Aún no ha despertado, pero no es de eso de lo que quiero hablarte —anuncia, mirándome con seriedad—. Dime, ¿qué fue lo que en realidad pasó?

Trago saliva con gran dificultad al recordarlo. Los gritos, el llanto y el desconsuelo vuelven a instalarse con fuerza en mi interior cuando cierro los ojos. Es como volver a revivir todo lo que pasó y por eso, elijo abrirlos y contar la historia sin incluir demasiados detalles, tanto por el bien mío como el de ella.

Con el corazón en la garganta, procedo a narrarle lo que pasó, desde que recibí la llamada, hasta que llegó la ambulancia, mientras ella presta gran atención a cada una de mis palabras. Quizás intenta descifrar qué pasó por la mente de su hija en el momento en que tomó semejante decisión, no obstante, si yo le contara, no sé qué sucedería aquí, razón por la que decido omitir ese detalle. Y a pesar de que intenta indagar y averiguar qué fue lo que hablamos por teléfono, me niego a soltarlo. Jess es mi amiga y aunque sí, haría cualquier cosa por su bien, esto no entra en la lista. Digo, ¿en qué ayudaría que yo le dijera a su mamá las locuras que pasaron por su cabeza en ese instante? Lo único que haría, sería agravar su infierno y eso es lo que menos quiero.

El Asesino Arcoíris © || COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora