Capítulo 4

29 21 48
                                    

Tras los acontecimientos que obligaron a cancelar el evento que daría inicio a la semana de la moda, el cadáver de una nueva y posible víctima fue hallado a orillas de la carretera, a eso de las cinco de la mañana, cuando las personas se disponían...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tras los acontecimientos que obligaron a cancelar el evento que daría inicio a la semana de la moda, el cadáver de una nueva y posible víctima fue hallado a orillas de la carretera, a eso de las cinco de la mañana, cuando las personas se disponían a iniciar el camino hacia sus respectivos lugares de trabajo.

Familiares lo identificaron como Antonny Roberts, de veinticinco años de edad, quienes aseguraron que alguien le había cortado el cabello en contra de su voluntad, pues no estaba así el pasado viernes, cuando fue visto por última vez. Su cuerpo se hallaba envuelto en una manta de color naranja y, según oficiales de la policía, fue asesinado de varias puñaladas.

Todo apunta a que éste crimen podría estar ligado con el asesinato de la modelo Marlenne Brenton, ya que los cadáveres se encontraban en condiciones similares y, según las autoridades, el asesino parece seguir un «patrón» a la hora de matar.

Con éste, serían dos los homicidios ligados a la misma persona, quien siempre envuelve a sus víctimas en una manta de diferente color, razón por la que algunas personas lo han comenzado a llamar… el asesino arcoíris.

—¡Pero que estupidez!

Arrojo con todas mis fuerzas el periódico y éste se estrella contra la pared. Siento como la rabia me sube por el cuerpo hasta llegar a mi cabeza. Incluso podría echar humo por las orejas, pero eso es algo que sólo pasa en las caricaturas y éste, éste es el mundo real. No importa lo que haga, parece que nada logrará apagar éste enojo que me consume por dentro, un enojo que —Aunque me cueste admitirlo— va mezclado con una pizca de temor y pensar eso, sólo hace que la ira en mi interior aumente. Sí, ira, por tenerle miedo a algo.

O, en éste caso, a alguien.

Sin embargo, todo sentimiento de odio se desvanece de mi pecho cuando observo a la persona que llora de rodillas junto a mí. Su desgarrador llanto consigue tocar algún punto sensible en mi interior, pero no quiero quebrarme frente a ella, así que suspiro y me obligo a mí misma a tragar el nudo que se ha formado en mi garganta, con la esperanza de resistir un poco más.

No es para menos que Jess haya reaccionado así al enterarse de lo que pasó, después de todo, «Tonny» —Como ambas solíamos llamarlo— era su novio actual y en una semana, cumplirían seis meses de estar saliendo. Por lo tanto, es normal que ella esté así, desecha y aunque sí, a veces suelo ser un poco «insensible», no significa que no me afecte estar parada a su lado y no poder hacer nada para que se sienta mejor.

Aprovechando su posición, me siento en el suelo, junto a ella y la abrazo tan fuerte como mis brazos me lo permiten. En cuanto lo hago, ella no duda de girarse hacia mí y esconder su rostro en mi cuello, sin dejar de llorar y lamentarse por todo lo que sucedió. Sus sollozos logran romperme el corazón e incluso siento como mis ojos se van cristalizando, pero, como ya dije, no quiero llorar, no frente a ella. Ella me necesita y necesita fortaleza, una fortaleza que no le podré brindar si me ve llorando.

El Asesino Arcoíris © || COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora