CAPÍTULO VIII

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Freddie ya estaba de pie fuera de la casa, cuando Edmund ayudó a su hermana a bajarse del carruaje

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Freddie ya estaba de pie fuera de la casa, cuando Edmund ayudó a su hermana a bajarse del carruaje.

―Bienvenida, señorita Georgiana ―saludó.

―Freddie, es bueno volver a verte ―sonrió la joven y, señalando a su hermano, lo presentó―: Te presento a mi hermano mayor, Edmund Middleton.

El mayordomo realizó una venia.

―Bienvenido señor Middleton.

Edmund asintió, mientras observaba los alrededores.

―Edmund acaba de arribar de su viaje ―agregó Georgiana mientras caminaba hacia el mayordomo―, por eso es por lo que no lo habías conocido, Freddie ―dijo al llegar al lado de él, donde alisó su vestido y suspiró antes de preguntar―: Por cierto, ¿mi hermana ya está despierta?

―Lady Basset está en compañía de la señora Basset y de lady Middleton ―respondió Freddie, ignorando la mirada curiosa del mayor de los Middleton, quien seguía observando la fachada de la casa―. Por otro lado, la señorita Jane, aún duerme.

― ¿Será muy impertinente que saludemos a mi hermana? ―preguntó mientras ingresaba a la casa. Entonces se percató de que Edmund seguía de pie en el exterior, lo llamó―: Edmund, ¿qué esperas para entrar?

Su hermano espabiló, avergonzado.

―Lady Basset aún necesita descansar, pero puedo avisarle a su doncella para que la ayude a prepararse...

―Freddie, no estaría mal tener algo de desayuno ―interrumpió Georgiana, ya que no quería que su hermana se levantase tan temprano de la cama―. Hemos viajado desde Londres, creo que mi hermano aún está atontado y nuestra última comida fue la cena que nos ofreció nuestro hospedaje ―dijo, con una leve sonrisa y, añadió―: Dejemos a mi hermana descansar una hora más.

―Por supuesto, señorita Georgiana.

La joven, atrajo a su hermano del brazo y sonrió al mayordomo.

―Estoy segura de que puedo llegar a la perfección al comedor, Freddie.

―Entiendo ―asintió el mayordomo, realizando una venia, pero antes de marchar a la cocina recordó un detalle, y preguntó―: ¿Algo en especial que deseen comer?

―Lo mismo de siempre estaría bien ―respondió Georgiana―. Gracias Freddie ―despidió al mayordomo, sin borrar la sonrisa de su rostro. Por lo que cuando volvió a estar a solas con su hermano, comenzó a murmurar―: ¿Se puede saber qué te ocurre?

―Estoy nervioso ―respondió el joven mientras se dejaba guiar por su hermana menor y explicó―: La última vez que estuve con Margareth, discutimos.

― ¿Por qué?

―Porque yo quería que se marchase a Pembroke cuando comenzó a hiperventilar ―murmuró―. No le había ocurrido desde que había pasado meses en el campo, por lo que me preocupé.

Desde El Primer Baile [#2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora