3.

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Rhaenyra siempre supo que Daemon tendía al drama en algunas ocasiones. Era algo obvio, siendo el segundo hijo rebelde, el hijo que todos habían dejado de lado al no ser el heredero de la empresa familiar. Daemon siempre había sido dramático, llamando la atención incluso cuando no quería hacerlo.

Sin embargo.

—¡Papá! — llamó Rhaena, asustada

Daemon había retrocedido varios pasos, hasta chocar con la pared del pasillo frente a la habitación, con la mano lastimada sosteniendo su pecho en el lado izquierdo. Tenía una fuerte expresión de dolor en el rostro.

Rhaenyra rodó los ojos —Vamos, Rhae. No vas a creerle ¿o sí?

El rubio no paraba de tomarse el pecho y suspirar, parecía tratar de regular su respiración y, a juzgar por su expresión dificultosa, no lo estaba logrando para nada. Todos en la habitación comenzaron a preocuparse cuando comenzó a deslizarse por la pared hasta el suelo, sin siquiera abrir los ojos.

—¡Papá! — llamó Joffrey, corriendo hasta su hermana, quien estaba intentando ayudar a Daemon a levantarse —¡Papá!

Entonces Rhaenyra entró en pánico.

—¡Luke, llama a una ambulancia! — gritó Jacaerys

—Tardarán demasiado. — contestó Baela, intentando salir de su estupor, seguía parada a mitad de la habitación —Las ambulancias... ellas nunca llegan a tiempo.

Lucerys se levantó de la cama en un salto —Entonces yo conduciré. Jace, ayuda a Rhae y Joffrey a levantar a Daemon.

—No sean bruscos, — Aemond también se levantó —Tienen que levantarlo y llevarlo al auto con mucho cuidado, no debe caminar ni hacer esfuerzos.

Los chicos Strong –y Rhaena– se movilizaron de manera rápida y eficaz, organizándose sin problemas, mientras que Rhaenyra y Baela parecían estar totalmente fuera de lugar, como si fueran vivos colores en un cuadro gris.

Daemon estaba totalmente sudado, la mano fielmente aferrada a su pecho y los ojos cerrados en eterno dolor.

Parecía estar prácticamente inconsciente ya para esos momentos, Rhae intentaba moverlo y hacerlo hablar, pero ninguno de sus intentos daban resultados mientras Joffrey seguía llamándolo, cada vez más desesperado.

Cuando Bae escuchó la voz desesperada del hijo más pequeño de Rhaenyra, fue que comprendió que no podía quedarse sin hacer nada, no podía entrar en shock ahora mismo.

Tenía que reaccionar, así como lo estaban haciendo sus hermanos y hermana.

Lucerys bajó las escaleras con rapidez y tomando las llaves de su auto lo sacó de la cochera, mientras Jacaerys y Aemond tomaban a Daemon entre ambos, y lo llevaban escaleras abajo con delicadeza bajo la guía de Baela, quien unos pasos antes ayudaba a qué no lo golpeen con nada.

Rhaenyra nunca había estado tan estática durante tanto tiempo, tan quieta sin mover un solo músculo mientras veía a los demás actuar.

Rhaena tomó dos chaquetas de su habitación antes de correr escaleras abajo, tomando también con ella los celulares de sus hermanos y hermana. Incluso el mismo Joffrey había corrido a su propia habitación en busca de otros zapatos, ya que se encontraba totalmente descalzo en el momento en que Daemon cayó.

La única que no había movido un músculo era Rhaenyra. Todo parecía ser un cuadro borroso y horroroso, uno que no parecía ser parte de su vida.

Cómo si estuviera viendo tan concentradamente una película sobre cuentos trágicos de hadas. Cómo si no fuera su esposo, quien hace unos minutos le pedía otro bebé, el que ahora estaba siendo llevado al hospital.

Fucking HightowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora