Helaena Targaryen solía pensar que sus sueños y deja vúes eran una señal del universo.
Pensaba que todas esas señales que venían a ella de forma espontánea eran la razón por la cual se consideraba la más cuerda de sus hermanos, en gran parte. Aegon era artista, así que no podía ser muy cuerdo, Aemond se acercaba, pero en realidad todo dependía de sus inesperadas emociones, y Daeron era demasiado mecha corta como para considerarse cuerdo en varios asuntos.
—¡Y entonces simplemente dijo que Jahaerys había mandado matar a Rhaena! — refunfuñó Daeron, desde su sala de estar —¡Es tan estupido! ¡Lo odio tanto!
Y tal vez lo era, porque al momentos que oyó esa frase por parte de su hermano menor, una sensación de nostalgia se adueñó de ella. Cómo si la imagen de ella mirándose en el espejo mientras Daeron se quejaba de Joffrey era algo que ya había pasado antes.
Esto ya ha pasado, pensó entonces, el sentimiento extraño invadiendo y dejándola congelada, Aegon va carcajearse y luego va insinuar algo.
¿Por qué ahora? ¿Por qué sentía eso en este momento?
Se sentía extraña, aunque en realidad ya estaba acostumbrada a ese sentimiento. Su cuerpo temblaba ligeramente, pero al mismo no tiempo no podía moverse, una sensación de reconocimiento se arrastraba desde su pecho hasta su estómago, dónde un nudo fuerte la mantenía atada al presente.
Extraño. Extraño. Extraño.
¿Por qué? ¿Por qué ahora?
Porque fue la calma antes de la tormenta, antes de que Aemond joda la cena familiar.
—¿Qué? — murmuró ante ese último pensamiento, aún pasmada frente a su espejo.
Aegon, también en la sala de estar de la habitación de su hermana, soltó un suspiro cargado de una risa que no dejó salir. Tal vez porque recibió una mala mirada por parte de Daeron.
Bueno, no se carcajeó, suspiró con cierto alivio.
—Hablas demasiado de Joffrey. — señaló el mayor, tras unos segundos.
—Porque lo odio mucho. — gruñó Daeron
El sentimiento momentáneo desapareció entonces, y fue suficiente para calmarla.
La rubia se encontraba en su alcoba, poniéndose con lentitud el vestido que utilizaría para la cena que se celebraría en la mansión de su padre, la misma que quedaba en un barrio privado algo alejado que el de su hermana mayor.
—Uy, sí, sí... — esta vez sí soltó una larga carcajada —Y yo nací ayer, niño.
—Bueno, eso explicaría lo estupido.
—¡Ey! ¡Respeta a tus mayores!
Helaena, aún desde su vestidor, soltó una suave risa. El vestido cuyo cierre aún no lograba cerrar era de un verde olivo, escote ligeramente en corazón, con una pequeña curvatura en "v" al final, era ceñido en la parte del torso y las mangas caían en capas finas de olivo como si se tratase de una camiseta. La falda era suave y estilizada, con dos capas de tela que caían de forma libre hasta sus tobillos.
El vestido era suave y no tan elegante como para una cena familiar. Se sentía cómoda y la hacía sentir bonita, el verde olivo resaltaba su piel pálida y sus rasgos albinos, por lo que le gustaba la forma en la que se ajustaba a su curvilínea figura.
—Mira, — Aemond se metió en la conversación —no estamos insinuando nada, solo señalamos que hablas demasiado de Joffrey últimamente.

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Fucking Hightower
FanfictionDaemon Targaryen ha estado fuera de casa durante cinco años debido a su servicio militar. Cinco. Malditos. Años. Y Alicent Hightower había encontrado la manera de meter a sus hijos en la cama de los niños de Rhaenyra, es decir, en la cama de sus n...