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Norte (Winterfell) 22:30 horas
Lunes, 15 de noviembre del 2021
Cinco días antes el juicio de Baela Targaryen-Velaryon

El Norte definitivamente tenía costumbres extrañas, decidió Aegon mientras era arrastrado por su su cuidador (¿Arryk? ¿Erryk? ya ni siquiera recordaba cuál de los gemelos le correspondía) hasta su suite en Harrenhal. Jacaerys, también ebrio como una cuba solo podía reír despreocupadamente de un diálogo unilateral que mantenía en pleno pasillo mientras su propio guardaespaldas lo tomaba por los hombros para estabilizar sus pasos.

Era temprano en la noche, ni siquiera era de madrugada, pero ambos estaban jodidamente ebrios y los gemelos jurados habían batallado con ellos desde que salieron del bar de lujo donde se habían reunido con toda la comitiva Stark para celebrar la firma del acuerdo comercial.

De ahí venía su pensamiento. El Norte tenía costumbres demasiado extrañas, en su opinión.

Primero esa costumbre estúpida de besarse en las mejillas como saludo (¿qué carajos? el besarse era cosa de familia cercana y parejas), luego el ir a beber Hidromiel con tus nuevos socios (costumbre que yacía en el país desde tiempos de la conquista) y no parar hasta que todos los presentes de la reunión estén lo siguiente de borrachos.

Aunque Aegon no se quejaba de lo último, en partes.

Sí, había dejado de beber tras varios meses en rehabilitación, ahora solo bebía en ocasiones y no se permitía a sí mismo excederse. Había madurado en ese aspecto, y se enorgullece enormemente de poder ponerle un paro a la bebida antes de que esta lo consuma. El Aegon de 17 años estaría tan feliz con él. Por lo que una parte suya temía que esto se convierta en un retroceso, y se propuso no olvidar seguir los pasos (de nuevo) una vez que se le pase la borrachera.

Pero el volver a beber hasta ponerse borracho traía consigo sus beneficios, en realidad. Por ejemplo, tenía el cuerpo sumamente caliente y eso le traía calma tras largas jornadas friolentas. Además de que le ofrecía una vista exclusiva de cómo Jacaerys gesticulaba elocuentemente de cosas sin sentido y, mierda, como le encantaba ese hombre.

—Oye, "Carryl"... — murmuró, su guardaespaldas avanzando con él a rastras —Dime... ¿Cuándo...? ¿Saldrá mi vuelo...? ¿"Manaña"?

—Es "Cargyll", Joven Amo...

Aegon bufó con fuerza, el guardaespaldas de Jacaerys ya había llegado a la habitación, por lo que se quedaron atrás mientras el rubio gruñía. —No... me llames así.

El hombre no le contestó, solo se dedicó a abrir la habitación que le correspondía. Una vez que lo hizo lo metió adentro, acompañándolo hasta la cama para luego salir de la habitación y cerrar la puerta con llave desde afuera. Claro, porque ese hombre lo conocía y sabía que solía cometer locuras mientras estaba borracho.

Aegon se sentó en la cama y miró a la puerta que conectaba su habitación con la de Jacaerys. Su padre la había explicado, que en los viajes de negocios era común pedir habitaciones conjuntas, que tengan una conexión entre ellas debido a los asuntos que debían ser tratados con rapidez, incluso si en ese tipo de viajes se utilizaban los hoteles nada más que para dormir o descansar entre reunión y reunión. Al Targaryen le inquietó saber que nada más una simple puerta cerrada sería su conexión con el Strong que tenía por compañero, pero una vez llegaron esa puerta no se había abierto en ningún momento.

La habitación era elegante, por supuesto, pero no dejaba de ser hogareña. Suponía que la habitación de Jacaerys era más grande, pues él se había encargado de portar los documentos importantes y demás cosas, por lo que su habitación era espaciosa pero hermosa.

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