13 - Distinta.

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Y ahí estaba ella, despidiéndose de él.

- Nos vemos mañana, Genya. -

Aunque ya se habían besado y abrazado varias veces, su despedida fue algo incomoda porque ella se dirigía para besarlo y él para abrazarla. Entonces rieron suavemente y cambiaron, esta vez el agachandose un poco para recibir su beso, pero en cambio ella lo abrazo. También se rieron por eso.

- ¡Chau! - Saludo desde afuera mientras ella entraba al tren y agitaba su mano. Al ser algo tarde, el transporte estaba más vacío de lo normal.

No pudo evitar casi dar saltitos de felicidad mientras se sentaba al lado de un señor de traje, notablemente cansado, que se dio cuenta de la gran emoción de la adolescente e inclino su cabeza para el otro lado y evitar que se le pegue la felicidad jovial que trajo al ambiente.

_______ ni siquiera se dio cuenta del señor, simplemente sacó su teléfono y vio los mensajes que recibió.

Estaba el mismo:
"Hola"
De un número desconocido, simplemente lo ignoro, pasando al mensaje de arriba.

"Como t fue??"
Era Aoi, claramente queriendo enterarse del chisme. Se rio al leerlo, empezando a escribir rápidamente. Tenía muchas faltas de ortografía, más de lo normal, debido a que escribía muy rápido de la emoción.

Momentos después guardo su celular y llego a su casa, el viaje de una hora se sintieron como unos pocos minutos.

Al llegar a su hogar, abrió la puerta de un golpe y tiro sus zapatos en la entrada, muy descuidada. Entro a su habitación rápidamente, viendo el mundo de rosas esquivo toda la ropa tirada en el suelo y más, tirándose en su cama para abrazar la almohada.

Genya, Genya, Genya.
Es en lo único que puede pensar.

¿Genya? ¡Genya, Genya!

- ¡¡AHHHHHHH!! - Empezó a patalear al recordar sus momentos juntos. Se siente tan avergonzada, tan feliz. ¿Hace cuánto no se sentía así? Hace mucho, ciertamente, aunque se haya sentido así con otros chicos... Genya tiene algo en especial.

Rápidamente se levantó y fue corriendo al baño. - ¡Es hora de enfrentar la realidad! - Empezó a motivarse a sí misma mientras se quitaba sus pestañas postizas, son de una muy buena marca, duran mucho y soportan lágrimas por montones. - ¡Soy fuerte, muy fuerte! -

- ¡Yo puedo! - Se gritaba a si misma. Este gran sentimiento de felicidad hizo que tuviera la suficiente impulsividad para no pensar de más y lanzarse. Se lanzará y le dirá todo a sus padres en cuanto lleguen. - ¡Yo puedo! -

A pensar de no tener fuerza, se lanza a pelear. A pesar de ser débil, tiene el suficiente valor para pelear. Tiene el suficiente fuego en su alma para pelear.

Mientras que ella tenía su momento de impulsividad, Genya ya había vuelto a su casa y en el camino parecía una papa sin vida. Estaba muy impresionado.

No solo se besaron una vez, se besaron como... ¿cinco veces? ¡A quien le importa! ¡Se besaron y eso es lo importa! Ahora están juntos... o algo así, ¿no?

Cuando estaba por abrir la puerta, lanzó un largo suspiro para despejarse y soportar todo lo que vendría ahora.

- Ya llegue. - Dijo cuando toda la familia se inclino a la entrada, muy emocionados de saber que Genya tiene novia. - ¡¡Hola!! - Grito Sumi, corriendo hacia él muy contenta de tenerlo solo para ella y que no hayan desconocidas en casa.

Lo abrazo fuertemente mientras se quitaba sus crocks, él la levantó y fue con su hermanita hasta la sala donde lo esperaban el resto de sus hermanos. - Siéntate. - Dijo Shuya con una sonrisa. El mayor rodó los ojos y fue hasta el sillón libre, sentándose poniendo a Sumi en sus piernas.

Amor de preparatoria | Genya Shinazugawa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora