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Dolor, todo lo que sentía, era dolor.

No tenía ni si quiera fuerzas para abrir mis ojos, tenía un largo tiempo desde que había recobrado conciencia pero mi cerebro no estaba listo para poner a funcionar todo mi cuerpo, o lo que quedara de él.

Estaba comenzando a caer en cuenta de lo que había pasado... debería estar muerta. Las texturas que podía percibir bajo mi débil sentido del tacto eran rasposas pero suaves a la vez, estaba sobre una superficie con las mismas características, sentía la humedad del lugar y el olor era claramente silvestre.

¿Dónde demonios estoy?

Decidí que ya era momento de actuar por mi integridad, aunque estuviera destruida y fuera doloroso el hacer cualquier simple movimiento.

Con mucho a mi pesar, abrí mis ojos, como supuse, estaba en la intemperie, unos frondosos árboles me rodeaban junto a una muy variada flora y fauna, mirando al cielo, los cuales sus colores demostraban que pronto amanecería, dando la luz solar a muy pocos metros de mí.

Tarde alrededor de 30 minutos en lograr ponerme de pie por completo y descansar todo mi peso en el tronco de un árbol que aunque sentía que me raspaba la piel, no me sentía con las suficientes fuerzas para mantenerme por mi misma.

Me inspeccione un poco, de verdad que estaba jodido, mi uniforme tenia aberturas por todas partes que intentaban ocultar las cortadas que cubrían el contorno de mi cuerpo, estaba manchada de sangre por todas partes, mire por encima mío y, claramente, se veían los estragos entre las ramas de los árboles, de una caída estrepitosa desde muchos metros de altura.

¿Cómo mierda sigo viva?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un intenso dolor punzante en el pecho, al parecer la poca adrenalina que me quedaba en mi ser y la cobertura de conciencia plena habían dejado sus efectos analgésicos, mire mi torso, tenía dos impactos bastantes notorios, el primero y de menor tamaño estaba en mi oblicuo derecho pero el segundo y el más extenso estaba justo en mi abdomen.

Gracias a Dios use mi chaleco.

Gracias al diablo, fue el más ligero, el cual uso cuando ocupo mi paracaídas.

Todo por tener menos peso ahora tengo dos agujeros en mí, por lo visto y contando el hecho de que no estoy muerta, aunque me sienta así, quiere decir que no dañaron algo muy grave, levante mis vestimentas superiores, me deshice del chaleco que, gracias a mi condición, se me hacía demasiado pesado, revise mis heridas, seguían sangrando pero al parecer solo habían llegado al musculo debido a mi chaleco, pero dios, dolían como el infierno, la zona estaba rojiza y morada y necesitaba parar el sangrado porque si no, no contaría con la misma suerte.

Quise dar un paso, para ver si ya podía con mi propio peso y para empezar a moverme a un lugar más seguro donde me pueda atender pero en el instante en donde yo puse peso en mi pierna izquierda, impacte en segundos contra el piso, un grito de agonía desgarro mi garganta ¿pero qué me pasó? Con lágrimas en mis ojos, una vez más en la tierra, mire a mi pierna y había nada más y nada menos que una rama incrustada en mi pantorrilla, de puro milagro no me está atravesando el hueso pero el dolor era igual.

– ¡Mierda! –Quería llorar... y eso hice, el dolor era impresionante, era gélido y punzante, me dolían tantas cosas que ya no sabía cuál era la peor.

Intente estar extendida en el suelo un tiempo más en lo que el dolor disminuía pero al ver que eso no iba a suceder simplemente decidí reincorporarme, con muchas agallas tome el trozo de madera y con la poca fuerza que poseía, logre sacármela de mi extremidad, desgarre una de mis mangas y amarre a la herida, no quería una hemorragia o una infección, aunque probablemente tenga alguna de las dos.

Otra hora pasó, estaba consiente por el cielo ya iluminado por completo, pero al menos ya estaba de pie de nuevo, ahora solo tenía que tragarme el insensato dolor amargo y comenzar a caminar.

Hasta ahora solo recordaba mi caída desde la nave y eso que fue más una suposición que un recuerdo claro, mi cabeza estaba tan saturada que mi memoria había dejado de funcionar.

Solo espero que mi equipo este bien.

Chanyeol, Lay, Jackson, Momo, Jisoo y Chaeyoung... mi querida Chaeyoung...

También extrañaba a la mujer de mis sueños, Nayeon, espero que este bien, de verdad, daría lo que fuera, incluso mi vida, por estar con ella en nuestro departamento, escuchando su día en la universidad, quejándose de sus tareas o de la comida de la cafetería... era una vida perfecta para mí.

Y la recuperaría o me dejo de llamar, Yoo Jeongyeon.






Preparados para saber todo el calvario que paso Jeongyeon?


//Tolong//  [2yeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora