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Jeongyeon

De verdad que no quiero hacer esto.

No le mentí a Nayeon, bueno no completamente, no quiero hacerlo, pero sé que ella ahora tiene más preocupaciones como para lidiar con una soldado cobarde que no sabía cómo ver a los ojos a sus colegas que si fueron capaces de quedarse en el campo.

Por un lado me sentía avergonzada, no sé de donde salía ese pensamiento pero cada vez que aparecía, junto a él, venían imágenes del accidente acompañadas del dolor, el dolor de la caída, el dolor de mis heridas, el dolor del frio de la calle, el dolor de la incertidumbre...

El dolor de no tener a Nayeon.

Todas esas sensaciones y pensamientos hacían que me levantara en las madrugadas jadeando de temor, temor a volver ahí.

Y sabía que si yo cruzaba las puertas de ese cuartel, las posibilidades de que yo volviera ahí eran malditamente enormes.

–Otra vez te perdiste –Chaeyoung fue la encargada de devolverme a la tierra

–Perdón

–Te ha pasado mucho desde que... bueno ya sabes... –Con la vista aun en el camino habló Chaeyoung con un tono preocupado, yo solo pude removerme incomoda en el asiento del copiloto – ¿Todo bien, Jeong?

–Sí, sí, es solo que estoy algo nerviosa –Dije riendo levemente para disuadir a mi mejor amiga

–No te creo... –Chaeyoung me conocía mejor que yo misma –pero no te voy a presionar, esperare, solo recuerda que siempre estoy aquí para ti –En el semáforo, Chaeyoung se detuvo para verme con intensidad pero afecto –Aunque seas peor que un grano en el culo, no soportaría no volverte a ver

–Gracias, Chaeyoung –Dije de todo corazón, ninguna de las dos éramos buenas hablando de nuestros sentimientos pero sabíamos que cuando lo intentábamos era muy sincero

–No hay de que Jeongyeon

Unos minutos más tuvimos de trayecto para llegar a la base a la que estábamos asignadas ambas, o bueno ¿Chaeyoung solamente? Todo este asunto me confunde y me da dolor de cabeza. Chaeyoung decidió que era mejor no entrar por la entrada principal, seria llamar la atención más de lo necesario, cosa que en definitiva quería evitar, con el acceso exclusivo del que contaba mi mejor amiga, entramos fácilmente por la zona de descargue, justo detrás del edificio.

–Bien, como lo prometí, no le he avisado a absolutamente nadie que estas aquí aunque déjame decirte que cuando te vean no sé cómo vayan a reaccionar

–Mientras no reaccionen como tú, todo bien–Las dos reímos fuerte, Chaeyoung estaba avergonzada, lo notaba en su sonrojo

–Ya no sé cuántas veces me tengo que disculpar, maldita avestruz –Paramos de reír pero la sonrisa seguía en nuestras caras –Pero no entiendo porque no quisiste que lo anunciara –Y mi sonrisa se borro

–Chaeyoung –Sabia que al menos alguien debía saberlo, pensaba que esa persona podría ser Nayeon pero ya no quiero agobiarla, entonces decirle a mi hermana de vida no estaría mal –Es solo que... mmm... no quería que se anunciara un regreso que... no estaba seguro de suceder...

–Espera... ¡¿Querías desertar?!

– ¿Un muerto puede desertar, Chaeyoung?

El silencio reino, mis palabras habían salido con mucha más crudeza de la que pensé.

–No me mal entiendas... solo quería estar lista, para ustedes, para que mi regreso sea un beneficio y no un obstáculo

–No digas eso ¿Por qué demonios sería un obstáculo? –Confundida y conmocionada hablaba mi amiga casi rozando a una frustración que se convertiría a molestia en poco, o eso creía

–Debiste verme cuando abrí los ojos... era... un desastre –Un escalofrió recorrió mi cuerpo cuando aquellas sensaciones venían a mi como un fuerte dejavu –De hecho... por más que quiera evitarlo... aun siento objetos dentro de mí, atravesándome, impidiéndome caminar, respirar, o tomar una decisión, esto –Me señale a mí misma –Se volvería un obstáculo tarde o temprano, quiero sacarlos Chaeyoung, pero ninguna cirugía o medicina podrá sacarlos de mi mente... aunque... a pesar de todo... quiero sobrevivir, quiero enfrentar mi vida del mismo modo en el que me aferraba a ella en ese bosque –Baje mi mirada a mis manos para apretarlas en un puño que las coloreaba de blanco –Por ustedes, quiero ser fuerte...

Cuando volví a levantar mi vista, Chaeyoung estaba mirando al frente, su vista clavada en el exterior y sus manos fuertemente aferradas al volante ¿el único detalle inusual? ella estaba llorando.

A Chaeyoung le cuesta un huevo y medio llorar.

Antes de que yo pudiera decirle algo o si quiera acércame para reconfortarla, se giró abruptamente para verme.

–P-Perdón... dioses... perdón por todo... d-debí hacer más –Su vista me evito de nuevo esta vez hundiendo su frente en el volante –SI tan solo... ¡Maldición, si tan solo me hubiese fijado en quién estaba detrás mío! ¡Esto no estaría pasando!

–No, no, no, no, no –Me quite el cinturón junto con el suyo, baje del vehículo y después fui hasta su puerta para sacarla.

–Todo esto es mi culpa... debí ser yo...

–Mírame ¡Carajo! –Sacudiéndola con fuerza hice que me viera, por el movimiento duro sus lágrimas se contuvieron un poco y después, la estreche con mucha fuerza entre mis brazos.

–Jamás me arrepentiré de proteger a mi familia.

//Tolong//  [2yeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora