Camine un poco, muy lento y con pasos bastante cortos, pero gracias a eso, me pude dar cuenta de que no solo estaba resistiendo 3 heridas bastantes graves, había algo más, un dolor más punzante pero... era extraño... no podía dejarme con la duda, en mi situación, cualquier ignorancia podría matarme.
Y en definitiva aun no quiero morir.
Me quite la cazadora, que aunque estaba rasgada en ciertas partes, aun me cubría el cuerpo del frío, pero una vez que estuvo fuera de mí, vi lo peor. No se cómo carajos, tenía una herida en mi dorsal derecho, no sé cómo me la hecho, pero eso responde porque me duele tanto respirar, de verdad estoy mal.
Con mucha fuerza de voluntad y dando gracias a la resistencia de mi nefasto cuerpo, caminando un par de horas, llegue a un pequeño poblado, semi-moderno, pero conservando lo tradicional, no recordaba el nombre del lugar, pero sabía que si estaba cerca de donde yo estaba, tenía que ser parte de la zona de guerra, así que por consecuente, debe haber algún puesto de enfermería por aquí.
Efectivamente lo encontré después de caminar un poco el centro, intentaba meterme por los callejones pues era consiente de mi estado visual y la gente que había logrado verme me miraba con pánico. En un callejón antes de llegar al puesto, había algo de ropa, producto residual de la boutique que estaba en la esquina, pero para pasar más desapercibida, cambie mi cazadora y mis pantalones, con mucho esfuerzo y dolor, lo único manteniendo fue mi ropa interior y mis botas, descolgué las placas de mi cuello y las guarde en mi bolsillo, la ropa se estaba comenzando a manchar de sangre así que me di prisa en llegar.
– ¿B-Buenos... días?
– ¡Buenos días! –Me respondió la alegre enfermera pero al verme su expresión cambio –Dios santo ¿Se encuentra bien? –Dijo saliendo de su puesto para acercarse más a mí.
–S-Si... solo necesito –Al parecer otra vez la adrenalina abandono mi cuerpo y sentía como casi me desmayaba, la chica corrió hacia mí para darme un poco de sostén pero termine sentándome en una de las bancas de ahí –¿Tienes vendas? –Pregunte agotada
– ¡Si, Si, Si! Aguarda aquí –Se fue a la parte de atrás de la pequeña carpa y llego con las vendas y un botiquín – ¿Podrías mostrarme tus heridas?
–No hace falta... –Tome las vendas de su mano y estaba dispuesta a irme pero una mano en mi hombro ejerciendo presión para que me volviera a sentar, lo impidió
–Lo siento pero te ves terrible, así que no te dejare ir hasta que me dejes darte la atención que necesitas, por algo viniste aquí y si te preocupa porque eres penosa te puedo decir que soy la única aquí, los demás están en su hora de comida, así que te sugiero que te quites la camisa de una buena vez –Su tono... era pasivo agresivo... definitivamente no iba a desobedecerla
Daba miedo esta tierna chica.
–Dios mío... ¿Dónde estuviste metida? ¿En la guerra? –Dijo una vez que mi torso estaba descubierto.
–Es... complicado...
–Está bien si no quieres hablar pero tienes cuatro heridas que no sé cómo no te han provocado una hemorragia, bueno casi... –Me quede en silencio por el dolor que sentí cuando empezó a pasar un trapo cubierto con alcohol sobre mis heridas, tanto las dos de mi parte inferior, la de mi tronco superior y por último la de mi pantorrilla. –Listo, por ahora con esto puedes seguir viva unos días más... pero de verdad, tienes que chequearte con un especialista, en especial la de aquí arriba –Con algo de delicadeza toco la herida y dolió como el demonio – ¿Lo ves? Mira si quieres te puedo desocupar una camilla y-
–No hace falta –Una vez que mis heridas estaban cubiertas y podían empezar a curarse por sí solas, me puse mi camiseta y salí de aquel puesto sin mirar atrás
– ¡Oye! ¡Oye! ¡Espera! Demonios...
Fue lo último que escuche de aquella chica... ese día.
Estuve tres días, literalmente viviendo como vagabunda en aquel poblado, durmiendo en el mismo callejón en donde ya me había familiarizado y comiendo lo que pudiera, afortunadamente a mucha gente le daba lastima cuando me veían y más de una vez me habían dejado dormir en sus locales y me habían proporcionado platos de comida, cuando llegaron las lluvias, tuve que optar por usar toda la ropa que de antes me había despojada, eso ahuyentaba un poco a la gente pero no podía arriesgarme a una hipotermia también, a veces, cuando las heridas comenzaban a sangrar debido a mi falta de reposo, volvía a la enfermería por mas vendas, siempre en el horario en el que solo ella estaba, porque si, a pesar de mis constantes rechazos a su atención profunda, seguía siendo la única en la que confiaba en este desconocido lugar.
–Se nos están acabando los indumentarios pero es porque pronto los voluntarios volveremos a nuestros centros... –Asentí, sabía que no iban a estar aquí para siempre. Era de mañana así que aún tenía que buscarme algo de desayunar, como era habitual, me vestí en silencio y salí de ahí. – ¡Me llamo Joohyun! –Grito desde la entrada con una sonrisa algo triste pero emocionada de igual manera, solo me di media vuelta.
–Un gusto conocerte, Joohyun
El día parecía transcurrir como los últimos pero... ¿Qué había de diferente? Pues podría empezar por el punzante dolor que tenía para respirar y caminar, casi al medio día, mis heridas comenzaban a sangrar casi sin freno, tenía que hacer algo pero al volver a la enfermería y que no hubiera nada para mí, casi hizo que me resignara a morir de una buena vez.
Solo quería ver a mi Nayeon una última vez...
Sabía que aún tenía una oportunidad cuando varios camiones con el logo de la capital ingresaron por la entrada del pueblo, me sentí aliviada, solo tenía que saber cómo subirme a uno de ellos.
Pero un cambio en mis planes hizo que viera todo de negro... otra vez.
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//Tolong// [2yeon]
FanfictionSegunda Entrega de Ramé. Te tengo, te tengo de vuelta y jamás quiero que te vuelvas a ir, pero como todo en mi vida tiene que ser tan caótico... ¿Que pasa si ahora la que se va soy yo? Todo el dolor que he sentido en mi vida no sería ni la mitad del...