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Frío, definitivamente todo lo que podía percibir eran el frío, podría haber dicho "sentir" pero hace tiempo que deje de experimentar eso.

Exactamente un mes y cinco días.

SI llevaba la cuenta era porque mi mente no había salido de aquel día, era un bucle sin fin, que atormentaba mis pensamientos. De los cuales hace mucho no salgo, lo sé, creo que es de las pocas cosas de las que estoy consiente.

Desde que el último pedazo de mi roto corazón había dejado su ausencia en mi vida simplemente opte por rendirme, ¿es que acaso la vida no quiere que sea feliz? Aunque tal vez la felicidad sea avariciosa de mi parte, con que solo me diera paz también hubiese estado conforme.

Hace mucho, ahora ya no.

Mi paz murió junto con Yoo Jeongyeon.

La ultima del linaje Yoo.

Y sí, estoy agradecida con aquella sangre pura porque estaba segura de que tuve a mi alma gemela en esta vida con Seungyeon, ella era auténtica, fue la persona que saco todo lo que tenía reprimido antes de conocerla, me hizo volver la mirada hacia dentro de mí para que yo pudiera cambiar lo desordenada que estaba mi persona, fue una de las personas más importante en mi vida. Pero, ¿Me imaginaba una vida para siempre a su lado? No, supe que ella solo vino a enseñarme algo para después marcharse en el momento en que rompió mi corazón con su marcha.

Fue muy diferente con Jeongyeon. Ella es el amor de mi vida.

Era la persona que sabía me acompañaría durante toda la vida, con quien cumpliría mis sueños más profundos y quien estaría a mi lado en cada uno de mis logros, me inspiraba a ser una mejor persona, me llevaría de la mano para que alcanzara mis metas y nunca se iría de mi lado...

Porque así como el primer día la sigo sintiendo presente, en mi corazón, con cada latido. Aun no estaba lista para dejarla ir, es más, nunca lo estaré, en el tiempo que los dioses me permitieron pasar a su lado, jamás pude sentir algo tan hermoso y verdadero como lo era estar entre sus brazos, tomar su mano o besar sus labios.

¿Por qué fue tan fugaz?

El dolor al haber leído cada una de esas malditas palabras en esa aún más maldita carta fue insoportable, habían atravesado mi corazón con la misma bala que había atravesado a Jeongyeon según Chaeyoung.

Fueron de las últimas cosas que logre escuchar. Pues al poco instante todos mis sentidos decidieron apagarse junto a mi amor. Tenía imposibilitado expresar la más mínima reacción pues mi mente en lugar de quedar en blanco quedo en negro, sentí como toda la energía era drenada de mi cuerpo como si de una hemorragia se tratara.

No dejaba de imaginar a la mujer que se había robado mis suspiros siendo cruelmente asesinada y su cuerpo siendo escondido por el destino, porque yo sabía que no lo merecía, sabía que si algún día Jeongyeon hubiese muerto seria a mi lado, por vejez y tomadas de las manos.

No estoy siendo dramática cuando digo que me apagué, mis recuerdos de ese tiempo son borrosos y oscuros, los sonidos que me llegaban lo hacían con cierta interferencia y mi piel parecía haberse vuelto insensible pues aun el más fuerte agarre me parecía por encima de varias capas.

Solo recuerdo que aquel fuerte agarre fue propinado por quien se había vuelto mi mejor amigo, Kyungsoo, a las dos semanas de mi estado de shock, desesperado, preocupado, con un llanto solo un poco menos desgarrador que el de mi mejor amiga Jihyo, se sentían frustrados, lo pude entender tiempo después, era normal el que no supieran que me ocurría pues yo tampoco lo sabía.

Recuerdo vagamente a un doctor, inyecciones, visitas de mis mejores amigos, de mis padres y mucho, pero mucho, frío.

Pasado el mes mis sentidos se iban desentumeciendo y tenía más libertad para moverme, lo que faltaba ahora eran mis ganas pues aunque sabía que mi shock estaba disminuyendo sabía que no se acabaría, mi mente oscura se había encargado de poner todo tipo de escenarios perturbantes donde Jeongyeon era la protagonista, durante todo el tiempo que estuve fuera de mí, tenía miedo de cerrar los ojos porque cuando lo hacia un nuevo tormento me acompañaba y cuando los abría sabía que no podía desmentirlos pues Jeongyeon no estaba conmigo, la falta de sueño solo provocaba a mi falta de hambre, eso me daba falta de energía y como daño colateral empeoraba ya no solo mi salud psicológica sino también la física, ni si quiera había continuado mi tratamiento anterior al día de la tragedia.

Toque fondo.

Hasta hoy.

Hasta que volví a sentir su aroma, volví a sentir su cuerpo, volví a sentir su mirada, volví a sentir su corazón, volví a sentir su calor... yo simplemente volví a sentir.

Volví a sentirla.

A Jeongyeon.

Al parecer mi descuidado estado por fin había tomado factura y había muerto, creo que no pude haber deseado algo mejor, el sentir como sus brazos me abrazaban tan fuerte como le era posible, su respiración en mi cuello y palabras que por poco eran inaudibles para mis oídos pero no para mi corazón.

–Te extrañe

Lo reconocí, no estaba muerta, no era una alucinación ni un sueño, ella estaba aquí, aquí conmigo, abrí un poco más mis ojos, estaba yo en mi cama en la misma posición en la que había permanecido desde un largo tiempo, como si fuera posible, abrí aún más mis ojos, mis manos que seguían a los costados de mi cuerpo tantearon el cuerpo sentado a la orilla que permanecía unido a mí, con mucho temblor en ellas las fui subiendo por su espalda, sintiendo como el tacto de mis dedos volvía a tener sensibilidad sobre su ropa de algodón, llegue hasta sus hombros y con la muy poca fuerza que me quedaba, la intente separar, como siempre, ella supo cómo interpretarme.

Se alejó lo justo para ver su rostro, y no pude haber sentido algo tan hermoso como lo fue mi corazón volviendo a latir a un ritmo normal, como si me hubiesen revivido gracias a los hermosos ojos verdes que me miraban con lágrimas y adoración.

Y exploté... en amor.

–J-Jeongyeon

–La única, coneja linda –Habló con esa hermosa sonrisa que la caracteriza

– Jeongyeon... ¡Jeongyeon! ¡Jeongyeon! ¡Mi amor! –Grité con desesperación, conmoción y felicidad juntas casi saltando en mi lugar por la descarga de adrenalina que estaba sintiendo.

Mis manos que estaban en sus hombros ahora estaban amarradas a su cuello con fuerza, lagrimas salían con desesperación de mis ojos, como hace tiempo, solo que ahora eran de felicidad, felicidad pura, quería tenerla más cerca, mucho más de lo que ya estábamos, no cabia en mi pecho la alegría de saber que no había muerto, mi cara estaba en su cuello oliendo su distinguido olor que me hipnotizaba y podía sentir su brazos apretando mi cintura con la misma intensidad que sus risas.

–Dime por favor que esto es real –Dije quedando solo a centímetros de su rostro, uniendo nuestras frentes

–Es tan real como el amor que yo siento por ti

Besando mis labios tal como la primera vez.

//Tolong//  [2yeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora