Trenton Sawyer ha luchado con sudor y sangre para salir de una vida de violencia y autodestrucción. Años y años de entrenamiento le han llevado a convertirse en uno de los mejores luchadores de la MMA en las últimas décadas.
Sin embargo todo ese sac...
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TRENTON
Por un segundo, solo uno después de que Keisha me hiciera esa pregunta, he considerado mentirle para no preocuparla más.
Pero joder, no puedo hacer eso. No quiero que haya secretos entre nosotros y menos con algo tan delicado, siempre he pensado que la comunicación en una pareja es una base fundamental. Aunque jamás pensé que pudiera llegar a tener una propia pero bueno, supongo que soy un cabrón afortunado después de todo.
Cuando he dicho que sí, su cara ha palidecido por completo. Incluso yo me siento raro al admitirlo en voz alta, pero es lo que ha pasado.
No tengo ni idea de quién ha podido hacerlo, o por qué... excepto meras conjeturas. Y no me gustan nada, porque al final de un modo u otro voy a acabar partiéndole las piernas a Michael si descubro que lo ha hecho como represalia por prevenir a Kamilla contra él.
Pero ¿y si no ha tenido nada que ver?
Me devano los sesos tratando de pensar en alguien más que quiera joderme así y no se me ocurre nadie.
Maldita sea, empiezo a frustrarme y para colmo tengo el brazo inutilizado. Joder.
— Pero eso que dices es muy grave, ¿tienes idea de quién ha podido hacerlo? — inquiere Will, incrédulo.
Recuerdo la mentira que le contamos acerca de que yo era el primo de Keisha y trato de disimular.
— No, la verdad es que no. Ni mi prima ni yo hemos tenido problemas con nadie y...— me interrumpo al ver que suelta una carcajada que me hace fruncir el ceño.
Mi cara de ¿qué diablos? debe haber sido épica, porque enseguida Keisha me lo explica.
— Trent, no es necesario seguir fingiendo. Will ya lo sabe todo — dice, compartiendo una sonrisa cómplice con el aludido, quien parece haberlo tomado bien.
— Vaya, eso sí que no me lo esperaba — admito en voz alta. Aunque me siento orgulloso de que Keisha haya sido sincera. Will siempre ha sido un gran amigo para ella y se ha tomado muy bien el hecho de que no pueda corresponder a sus sentimientos por ella.
Eso habla muy bien de él. Es un tío legal.
— Y siento haberte mentido. Creímos que de contarte la verdad no me dejarías quedarme en la cabaña.
— Eso me ha dicho Keisha, pero ahora ya sabéis que podéis contar conmigo. Eso sí, más os vale hacerme padrino de vuestra boda cuando llegue el gran día — advierte, con un dedo tieso.
Nos echamos a reír.
Los ojos de Keisha adquieren un brillo soñador y me doy cuenta de que, aunque no hayamos hablado de esto todavía, quiero que ese día llegue.
Lo quiero todo con ella; pasar por el altar, tener hijos un buen día y envejecer juntos. El cliché completo, supongo.
