En busca de las armas. Ben y Sophie.

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Narra Sophie.
Ben y yo cogimos el primer bus hacia el pueblo de al lado, se llama Selbiu. Llegamos al puesto
medieval y dimos una vuelta buscando por los puestos.
- ¿Estás segura de que hay esas espadas aquí? -me preguntó Ben.
- ¿Alguna vez me he equivocado? -a veces soy un tanto borde, (aunque no siempre).
- Solo digo que no hemos encontrado nada todavía y estoy cansado. Me duelen las piernas.
- ¿Sabes lo que pasa? Qué si alomejor dejaras de quejarte, encontraríamos algo.
- Es la verdad me duelen.
- ¿Podrías dejar de quejarte? Yo también tengo mis problemas sabes. Pero me aguanto para
no molestar a la gente e irritarlas cómo estás haciendo tú ahora mismo.
- Bueeeno. Está bien. Pero, antes de seguir déjame invitarte a un helado medieval. El puesto
está justo allí -dijo señalando un puesto de helados que había más allá- no tardaremos, es un
descanso, luego seguimos buscando.
Me quedé pensando un momento y luego contesté.
-Ok, me convenciste, pero si no hay helado de chocolate no quiero helado.
El se rió por un instante mirándome y accedió. Nos acercamos al puesto y pedimos un
cucurucho de chocolate para mí y uno de galleta con nata. El me invitó me dijo que como yo
había pagado el ticket del bus, el pagaría los helados.
- Hacía tiempo que no salíamos tu y yo solos a divertirnos -me dijo.
- Es verdad, no lo había pensado.
- Me lo estoy pasando bien. Tú compañía me agrada.
- Sí, a mi también la tuya.
Nos quedamos un rato en silencio.
- Siento a verte contestado así antes.
- Tranquila, con todo lo que está pasando es normal. No te preocupes -me sonrió
amablemente.
- A veces soy un poco borde y maleducada, me alegra que lo entiendas.
- Tú eres así, te entiendo. Aunque a veces si te pasas.
Me sonrió y le devolví la sonrisa.
- También soy muy quejica, he de admitirlo.
- Si, un poco -dije riendo- nah, es broma. Te portas muy bien conmigo, me haces reír.
- Me lo tomaré como un cumplido.
- Es que era un cumplido.
Nos quedamos charlando un poco más y fuimos a buscar el puesto. Vimos a lo lejos a unas
niñas jugando con las espadas de madera.
- Hola, ¿dónde has comprado esa espada?
- Allí. En el puesto de la plaza. Se va por allá -me dijo con voz dulce y aguda la niña pelirroja.
- Muchas gracias, pasadlo bien.
- Adiós.
Fuimos por la calle que nos señaló la niña y llegamos hasta la plaza. Y efectivamente allí
estaba el puesto con montones de espadas.
- Hola, ¿nos podría vender unas cuántas espadas de madera, por favor? -preguntó Ben.
- ¿Cuántas?
- Todas las que tengas.
- Ahhh... Ok... Tengo esas cajas de allá con varias. Si os las queréis llevar adelante. Pero
vienen muchas.
- Cuántas más mejor.
- Vale pues este sería el recibo. Cómo no espero que tengáis está cantidad aquí, hacerme una
transferencia por banko.din. -dijo el empleado.
(banko.din. era una aplicación para hacer transferencias a través del banco).
-Vale, gracias.
- Tendría algo para cargar con las cajas, es que pesan bastante -dijo Ben.
- Tengo este carro es bastante grande. Caberán las 3 cajas de sobra.
- Adiós.
- Buen día.
Cogimos el carro metimos las 3 cajas con ayuda del de el puesto y nos las llevamos.
Íbamos de vuelta cuando notó que me están observando. Miro al suelo y veo dos sombras
alejadas siguiéndonos. Disimuladamente, miro hacia atrás y veo a dos tipos grandes y fuertes,
morenos. Iban vestidos de negro y llevaban la capucha de la sudadera puesta. No daban
buena impresión.
- Ben, escucha, no te asustes, pero, hay 2 tipos tras nosotros que nos llevan siguiendo desde
hace rato. Están lejos, pero vienes deprisa. Será mejor que corramos.
- Yo también lo he notado, salgamos corriendo.
- Espera no podemos correr con este carro aquí -le dije.
- Ya sé, tengo una idea. Sube al carro.
- ¿Qué?
- Si venga, te llevaré y llegaremos enseguida a la parada del bus.
- Pero...
- Venga, no hay tiempo. Han empezado a andar más deprisa.
- Ugh, está bien.
Me subo al carro con las cajas y Ben empieza a correr muy rápido como un rayo. Miro hacia
atrás y veo que los tipos echan a correr detrás de nosotros. Le digo a Ben que aceleré y este lo
hace. Llevamos ventaja y en nada llegaríamos a...
¡Oh no! De repente aparece una cuesta abajo, bajamos y al ir tan rápido, cuando pasamos por
un socavón una de las ruedas se rompió. Ben siguió corriendo aunque iba disminuyendo la
velocidad. Pronto nos alcanzarían. Pero cuando ví algo se me ocurrió una idea.
- ¡Rápido Ben! ¡entra a la estación de policía!
- ¡Qué! ¡No podemos! Nos harán demasiadas preguntas y no nos dejarán marchar.
- Hazme caso por favor. Vamos cada vez más despacio.
- Vale. Confío en ti.
En cuanto pasamos por la policía. Ben entró y entonces los tipos de la capucha se detuvieron.
Justo lo que yo pensaba que harían. No iban a entrar a la policía.
- Hola, ¿les puedo ayudar en algo muchachos? -nos preguntó un oficial de policía.
Ben se quedó callado y me miró esperando que yo respondiera.
-Eee... Sí -empecé a decir.
- ¿Y bien? ¿A qué? -insistió.
- A llevar estas cajas son muy pesadas y necesitamos ayuda. La rueda se ha roto y
necesitamos llegar hasta la parada de autobús.
- Claro -dijo y se dió la vuelta- ¡Harry! ¡Eric! ¡Jackson! ¡Venid aquí!
Se presentaron 3 agentes de policía.
- ¿Qué pasa jefe? -dijo uno de ellos.
- Ayudad a llevar estas cajas hasta la parada de autobús que hay cerca de aquí. Cojed una cada uno -dijo.
Tal y como les dijo, cogieron una cada uno y salimos con ellos del puesto de policía. Los tipos
que nos seguían al ver que había tres policías con nosotros se dieron media vuelta y se fueron.
Llegamos a la parada de autobús, en cuanto llegó, los policías dejaron las cajas dentro y
nosotros dos nos sentamos en unos asientos. En el camino de vuelta fuimos hablando.
- Bueno, ¿te he llevado bien? -me preguntó Ben.
- Bastante bien, si quitamos lo de la rueda claro. Pensaba que me mataría o algo.
- No dejaría que eso pasara.
- Oye, ¿y los tipos esos raros? -pregunté.
- ¿Por qué nos seguían?
- No lo sé, pero sean quiénes sean no querían nada bueno. Será mejor que andemos con
cuidado.

LA ESPERANZA DE LA LIBÉLULA ~la maldición de Acabrok~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora