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Septiembre

Sophie Williams tenía razones por estar nerviosa, era su primer día de clases. Después de las vacaciones familiares durante esos dos meses había olvidado que tendría que volver al instituto. Ahora cursaba su primer año de secundaria.

Esperaba que cualquier compañero de su escuela anterior estuviese en las misma clase que ella, aunque no serían muchos.

Echó su cabello hacia atrás como un acto nervioso, sentía las manos bañadas de sudor al entrar al salón. Habían muchos chicos y chicas que no reconocía, comenzaba a sentirse nerviosa, de verdad.

-Olivia! -la llamó emocionada.

Mientras se acercaba a la chica, la mencionada pareció reconocerla y se lanzó a abrazarla.

Su amiga era un poco más baja y siempre andaba sonriendo, sus ojos eran oscuros, cabello negro y su piel más clara que la de Sophie. Eran todo lo contrario, la piel de ella era un poco más morena.

-¡Sophie, gracias a dios! Pensaba que estaría sola -le sonrió y fueron a sentarse juntas, en el salón.

-¿Has visto a alguien más? Yo juraba que estaría sola, no muchos se matriculan en este instituto -comentó, cruzando las piernas.

Sophie se recostó en la mesa.

-Hasta ahora sólo tú, pero es mejor así -confesó con una sonrisa juguetona.

Los estudiantes iban entrando al salón y la pelinegra no reconocía a nadie, parecían estar en mundos diferentes.

Sophie era una chica relajada. Podría durar todo el día dibujando o escuchando música, también utilizaba ropa cómoda: unos pantalones holgados, camiseta blanca, zapatillas deportivas y una chaqueta.

Las chicas estuvieron un rato conversando sobre las vacaciones, hasta que Sophie escuchó unas risas.

Por la puerta del salón entraron dos chicas, una rubia y otra pelicastaña, pero quien capturó la atención de Sophie fue la pelicastaña de piel blanca. Lograba soltar alegría mientras reía por unos de los chistes de la otra chica, quien era más alta y tenía el cabello largo. Sus miradas se encontraron por unos segundos. Sophie se perdió en unos ojos chocolates tan profundos como el océano. Claro, un océano de chocolate, por supuesto.

Tan pronto comenzó, todo acabó. Ella apartó la mirada y la chica pelicastaña hizo lo mismo mientras se marchaba con su amiga a los asintos frente al pizarrón.

-¿Que pasó? ¿Encontraste a alguien conocido? -preguntó Olivia, levantando el rostro para buscar entre las personas.

Sophie negó.

-No fue nada -sonrió a su amiga y cuando entró el profesor, empezó la clase.

Se presentó a los estudiantes y empezó a dar un pequeño discurso, les indicó que por orden de mesa deberían ir al centro de la clase y presentarse.

Sophie no quería, siempre le entraban los nervios al hablar en público. Por suerte ella se encontraba en la cuarta fila y tardarían un poco en llegar a ella. Los chicos fueron pasando y la pelinegra se sorprendió cuando Olivia fue sin problemas y al volver le sonrió divertida. Por eso le agradaba, siempre había admirado su seguridad en sí misma.

Comenzó a hacer garabatos en su cuarderno, para distraerse. Iba bien, cuando llamaron a una chica. Vio a la misma pelicastaña de piel blanca levantarse.

Se veía muy linda con esos pantalones de deporte azules y la camiseta blanca. Caminaba con seguridad y con confianza mientras mostraba una sonrisa coqueta en sus rosados y labios, logrando resaltar sus púmulos. Se paro al frente de todos, sin mirar a nadie en específico. Era muy femenina o eso pensaba Sophie, por sus cejas delgadas y su forma de caminar.

-Hailee Steinfeld, un gusto -sonrió, pestañando y de seguro la mitad del salón ya pensaba que era linda.

Sophie apartó los ojos de la hermosa pelicastaña y volvió a hacer garabatos. No le importaba. Después de un rato era turno de ella, se levantó seguramente con el rostro pálido y fue hacia el frente, algunos murmuraban y otros reían bajito, Sophie lo ignoró y siguió. Desde que estaba en primaria era el centro de burlas, pero con el paso de los años había aprendido a no darle importancia.

Hailee la miraba con interés, apoyaba la barbilla en su mano y mordía uno de sus dedos, aún haciendo ese gesto se veía increíblemente guapa y por más de decir femenina. Sophie intentó por todos los medios no observarla y al terminar fue como un rayo a sentarse a su asiento. Solto un suspiro y observó como Olivia alazaba los pulgares, en señal de ánimo.

Después de dos horas tenían que cambiar de clases, Sophie apresurada recogía los libros mientras su amiga la apresuraba.

-¡Sophie, mueve el culo! -le apresuró Olivia en la puerta.

-¡Espera Olivia! -le pidió, siguiéndola, porque la pelinegra se había ido al pasillo.

Sintió que alguien la empujaba por el hombro y se le cayeron todos los libros. Había una chica pelinegra frente a ella riéndose.

-Ay disculpa, no te había visto -mintió los ojos burlones, Sophie la miró mal y comenzó a recoger sus libros.

A su lado paso otra chica, que pateó uno de los libros en el piso. Era otra de las amigas de Hailee, la alta que entró con ella.

-Estabas en mi camino -excusó y se echó a reír con la otra chica.

Sophie frunció el ceño y miró a Hailee, que apareció junto a ellas.

-Chicas no sean tan malas -les dijo de broma, aunque también sonreía y miraba a Sophie en el suelo
-Pobrecita, Emily.

Hailee se estaba burlando de ella, y apesar de eso, Sophie seguía pensando que se veía hermosa. Intentó descubrir el porqué, pero no lo consiguió. Logró volver en sí misma y cuando las tres chicas se fueron por el pasillo. Olivia llegó hasta ella, disculpándose de dejarla sola.

Sophie le restó importancia, pero seguía pensando si "Hailee Steinfeld" y sus amigas serían las idiotas que le harían la vida imposible el resto del año, puede que estuviera en lo correcto.

Rivales // Hailee SteinfeldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora