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El fin de semana había sido un nuevo descubrimiento para Sophie. Ahora que podía desahogarse con sus amigas, descubrió que estar clandestinamente enamorada de Hailee no era tan malo.

Bueno, la realidad es que era una mierda, pero ella no podía evitar sonreír al pronunciar su nombre y sus amigas a sentir náuseas, cada vez que lo hacía.

(Por amigas hablamos de Lisa y Olivia. Pues, Taylor vivía la vida feliz y tranquila).

El lunes todo iba bien. Estaba con sus amigas caminando directamente a su casillero pero cuando intentó abrirlo, este no le dejaba.

-Intenta otra vez- Le dijo Olivia y Sophie volvió a introducir la combinación, pero no quería abrir.

Estaba segura que era el suyo, lo había sido durante dos años. Le dio unos cuantos golpes a la puerta y esta no parecía querer ceder, ya iba a ser la primera clase y su tarea de Inglés «iJUSTO LA DE INGLÉS!» estaba en el casillero.

Al final tuvo que desistir y fue hasta la clase, el profesor le restó puntos y ni se tomó el tiempo de escuchar la excusa de Sophie. Ella apretó los dientes, el día no podía empeorar.

Milagrosamente ninguna de las chicas plásticas la habían molestado, aún. Esperaba que lo hicieran, ya que quería ver a Hailee. Después de las primeras clases, al tomar su mochila las dos cuerdas se rompieron, y le quedó colgando de la espalda.

-¿Pero qué?- Comenzó protestarle al aire, pero observó cómo Liam y Henry chocaban los cinco disimuladamente antes de irse del salón. Miró las correas y era obvio que alguien las había cortado, así tuvo que llevar su mochila con las manos.

-Creo que lo de casillero fueron ellos- Murmuró Lisa, un poco enfadada también.

Ya le habían informado al conserje y este había logrado abrir el casillero. Alguien
manipuló la cerradura para cambiar la combinación de apertura, así que Sophie
tuvo que buscar otro.

Llevó los libros junto con sus amigas a un nuevo casillero. Lo abrió, introduciendo la nueva contraseña, mientras a lo lejos se contemplaba cómo Liam se carcajeaba.

-Joder- Sus amigas la habían ayudado a traer todos los libros y sus cosas pero ya
que tenían clases diferentes tuvieron que
retirarse, disculpándose con la ojimarron. Sophie fue guardando cada libro, no podía creer que tuviera tantos.

Fue casi una sorpresa cuando escuchó el ruido de unos pasos acercándose y al levantar el rostro se encontró con Hailee.

Ella vestía una camiseta y una falda, al igual que siempre y se había detenido, observando con asombro a la ojimarron.

Sophie no retuvo la sonrisa que se le formó en los labios, mirándola con una cara boba.

Hailee, después de permanecer un rato sin decir nada y mirar a Sophie con la boca entreabierta, se sonrojó y carraspeó secamente.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó autoritaria como siempre la de ojos chocolates.

Sophie frunció el ceño hacia el chico que las observaba con cautela, parecía estar vigilándola.

-Tu querido novio me saboteó el casillero, así que me mudaron a este- Dijo encogiéndose de hombros, sentía muchas mariposas en el estómago.

-Eso suena a algo que haría yo- Dijo Hailee arrugando la nariz, y Sophie no pudo evitar mirarla con felicidad.

Era muy hermosa, debería ser un delito ser tan adorable y sexy al mismo tiempo. Si dependiera de ella, Hailee ya estaría tras las rejas por el crimen desde hace años.

Hailee, ante el silencio de Sophie y sus ojos marrones observándola, volvió a sonrojarse e intentó abrir la puerta del casillero contiguo a Sophie, ignorándola.

Rivales // Hailee SteinfeldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora