Capítulo IX

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El festival transcurría con normalidad luego de una serie de pequeños conflictos; la pelea entre los miembros del club de deportes, y la decana interfiriendo y demostrando, con solo unas frases, que solo quiere que todo salga como a ella le parece, y aquel que vuela más allá del nido, debería tener sus alas cortadas, porque de lo contrario, supone un peligro para ella.

Esa última frase vive resonando en mi cabeza y la repito como un disco dañado, porque a decir verdad, si bien me explicaron anteriormente qué era lo que significaba, mi pregunta era por qué justo yo estoy ahora bajo la mira de esta mujer.

Tras contarle a Randall sobre todo esto hace un rato, su expresión fue de molestia, los demás se preocuparon bastante; era como si se lo vinieran venir, solo que Randall no quería que una situación así volviera a pasar... Al terminar la charla de Haru y charlar entre nosotros acerca de lo ocurrido, nos dirigimos todos hacia la oficina de la decana.

— Randall, ¿estás seguro de esto? —le preguntó Ryler, bastante preocupado, intentando seguir el ritmo de los pasos de Randall, que iban bastante rápido; su compañero no le hizo caso, siguió caminando rápido.

— ¿Recuerdas la última vez que tuvimos una reunión con ella lo tensa que fue? ¡Casi se genera un peor lío! —le dijo Nathalie, subiéndole la voz a lo último y sermoneándole, con esperanzas de que él reaccionara.

Randall se detiene, sin voltear a ver a sus compañeros, él responde.

— Precisamente, por esta razón, quiero enfrentarme a ella de una vez por todas. No podemos estar callándonos por pensar en que tomará represalias. Estoy harto de tener que tragar todas las cosas que pienso y que estoy en desacuerdo con ella; tú, Nathalie, lo sabes mejor que nadie desde que tenemos reuniones importantes con ella.

— Yo me callo porque sé que si digo algo empeoraré todo, porque soy directa por excelencia.

— Y es momento de que dejes de callarte y empieces a decir todo lo que tú piensas.

— Randall, no creo que sea una buena idea que todos seamos directos y vayamos de a muchos —dijo Haru, preocupada —. Podríamos quedarnos algunos acá...

— Hagan lo que quieran, sinceramente, si quieren venir conmigo y enfrentarse a esta mujer que viene imponiendo terror desde hace tiempo, bien.

Nos quedamos ahí parados, esperando a que alguno decidiera qué hacer. Yo miro a mi alrededor, los demás miembros del consejo se acercan a nosotros; Nieves, Jack y Juan vinieron corriendo, en el caso de Verónica, ella se quedó cuidando la urna. Creo que como era justo su turno de cuidarla, prefirió quedarse a pesar de que le dijeron que fuera.

— Nieves nos contó que algo iba mal y vinimos corriendo. ¿Qué es lo que están tramando? —preguntó Juan, aún agitado por correr.

— Estamos intentando que Randall reaccione y no vaya a la oficina de la decana para armar lío... —dijo Haru, aún dudosa de si estar del lado de Randall e ir con él para apoyarlo, o si quedarse.

— Yo iré — dijo Ryler —. No sé qué consecuencias tendrá esto... pero si se trata de que un miembro del consejo está en apuros, lo mejor que podemos hacer es apoyarlo entre todos.

— Yo iré también con Randall —dijo Nathalie, esta vez, decidida—. Es injusto que una persona con autoridad se aproveche de su poder para imponerle miedo a la gente o tomar represalias...

— No sé qué pasará después de esto, si saldremos perjudicados nosotros, si la decana renunciará, y en caso de que ocurra eso, no hay nadie que pueda cumplir con una suplencia —dijo Jack, pensando en las posibles situaciones— Pero en caso de que necesiten ayuda, yo iré.

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