tres.

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Su prometido, su prometido, su prometido... Seungmin el chico de bonita sonrisa estaba comprometido con alguien, eso le pasaba por no preguntar, eso le pasaba por no hablar, por ser un tonto que se ilusiona fácil, Chan era un tonto, de esos tontos que se creen fácilmente cautivados, y es que tontamente, el día en que lo conoció, lo tomo como un Dios, bonito, como solo un ser irreal podía serlo, pero al fin de cuentas, el tiempo ya había decidido y Seungmin no era para él, bien le dijo Changbin, alguien llegaría para él, alguien en algún espacio de este grande mundo, cualquier persona de los 7mil millones de personas, sería esa persona especial para Chan, tenía fe de que esa persona existe.

Pero no era Seungmin, no el chico que conoció en una app de citas dos días antes de conocer a Seungmin, tampoco el aprendiz que le sonrió cuatro días después de conocer a Seungmin, tampoco era su jefe, Changbin tampoco fue... Pero habría alguien que si sería para él, alguien que quisiera a un ser tan patético como lo era él, alguien que quisiera al tonto Chan.

Chan se consideraba un hombre patético, de esos que realmente no son sobresalientes, Chan se consideraba un fracaso con F mayúscula. Desde que salió de Australia, su vida era patética, salir a buscar sus sueños, claro, patético, pues... ¿Qué había conseguido? Nada, un trabajo en un restaurante donde los clientes no eran abundantes y letras de canciones que eran feas para el jefe. Tantos años como aprendiz, todo el tiempo que desperdicio para que simplemente... No estuviera a la medida.

Hace cuatro años que dejó de intentar ser un idol, y hace tres que trabaja con Park mientras le rechaza una y otra vez canciones y pistas "muy ruidosas", al parecer, las letras que no hablaban de amor no vendían, la música que no era balada era basura. Aunque Chan no creía eso, pero que más daba su opinión, cuando él no era el jefe. El jefe era Park, quien le pagaba era Park, así que debía adaptarse a lo que el viejo dijera, no había de otra. La renta del departamento miniatura que rentaba era cara, y aunque no siempre hacía las tres comidas, comer también era necesario.

Seguro sus padres estarían decepcionados de él, de él por ser un fracaso, pues se fue de casa para ser un grande, ¡Ja!, Un gran rechazado, seguro.

Lo que pasaba con Chan es que solo él se saboteaba a si mismo, aunque bueno, Park tenía gran culpa de ello, sus constantes desplantes, sus críticas ofensivas, todo eso atacó el autoestima de Chan, volviendolo lo que es ahora, teniéndolo frustrado. Si solo fuera un poco más guapo, más listo, más... Más como los demás.

Soltó un suspiro, miro al chico que tenía al frente, tan lindo para él.

— felicidades, Seungmin.— eso no sonó verdadero, pero es que no podía sonar de otra forma, no sabía fingir tan bien.

— Gracias, aunque bueno, no hay fecha para la boda aún, ¿Sabes?, Eso a veces me pone triste, ya sabes, eso de bodas y de más me emociona mucho— se tapo la boca mientras sonreía— lo siento, soy un tonto, no me hagas caso.

— de hecho, a mí también me gustan las bodas.— Chan alzó los hombros, secretamente, le gustaban las bodas, eran bonitas, costosas y anunciaban una mentira, pues prometían amor verdadero, vaya mierda. Aunque... Chan si se imaginaba amando tanto, tanto, tanto. Con ganas de prometer amor de por vida, de ese que dura siempre, tenía ganas de vivir ese cuento de hadas, ese bonito cuento de hadas dónde el amor como lo quería, si existía.

— ¿De verdad?— la cara de Seungmin se iluminó, los ojitos le brillaron, y la sonrisa que poco mostraba, se mostro en todo su resplandor, bonita, como todo lo que era ser Seungmin, después, frunció un poco el ceño... ¿Chan era casado?, Se sorprendió al sentirse ácido... no es que Chan le interesa románticamente, para nada, él solo tenía ojos para una sola persona, pero es qué... Chan era muy bonito, sentía que nadie lo merecía— ¿Eres casado?

Café Macchiato (Chanmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora