dieciocho

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Se dice que no todo lo bueno dura para siempre, pero ¿Es que algo dura todo ese tiempo? Todo lo humano es finito ¿No?, incluso hasta nuestra vida y legado. Entonces ¿Por qué limitarse a no sentir? ¿Por qué nuestro miedo a que acabe? Seungmin supo ese día que aquel momento mágico que sintió aquella navidad fue finito y que solo se atesoraría en sus recuerdos.

El día 26 de diciembre, la segunda noche del año que no paso en su casa, al despertarse en la cama de Chan, sintió eso que no busco realmente, eso que ya había sentido una vez hace tanto tiempo que incluso estaba desvanecido, pero esta vez se sentía diferente. Es verdad cuando dicen que los amores se sienten distintos, es verdad que el amor no se siente igual con todas la personas, nadie puede volver a amar de la misma forma porque cada persona te ama auténticamente, Seungmin amo a YungBin de una forma bonita, como se ama al primer amor, le entrego el corazón sin pedir nada, sin esperar nada, sin saber nada, le dió el corazón solo porque era divertido, darle el corazón fue regalado, la diferencia es que Chan era el que le seguía al primer amor y creo yo, que ese es al que más se ama, ese amor que supera, el amor bonito que te enseña que no todo es de la misma forma, que te cambia las reglas, al segundo amor es a quien más quieres de todos tus amores, creo yo. El amor que Seungmin sintió por Chan esa mañana, supo que sería insuperable.

Verlo dormir era una maravilla, con el cabello despeinado, sus rizos alborotados, los ojos medio cerrados y la boca media abierta, Chan dormía boca abajo, con la mitad de la maraña de pelo en la cara y la mano derecha sirviéndole de almohada. La cadena que anoche le hizo cosquillas en la cara, ahora seguía atada en el cuello de Chan, su espalda contaba con lunares y pecas que apenas si se notaban por lo finas que eran, Seungmin no se contuvo y le pasó un dedo por la espalda, su piel era suave y caliente, a pesar de que afuera estuvieran a -10°, dentro de la habitación se sentía un acogedor calor que calentó la piel de ambos chicos, Seungmin se sintió feliz, le pasó la mano por la cara y despejo su rostro de la mata de pelo que alguna vez fue azul y ahora era rubio por lo desvanecido del tinte, se acercó un poco más a él y le dió un besito en la frente, otro en la mejilla, le beso el  párpado, la nariz y luego la mandíbula, le dió un besito en el cuello y eso hizo que Chan se moviera, era un punto sensible para él, sin duda. Fue en cuestión de segundos que Chan abrió los ojos, pequeñas rendijas que solo miraron a Seungmin.

La sonrisa del peliazul fue divina al despertar, Seungmin quiso que lo sonriera siempre de esa forma, Chan se volteó aún perezoso por el sueño, estiró los brazos estirándose y entonces decidió jalar a Seungmin hacia su pecho para tenerlo tan cerca que no existiera espacio entre ellos, Seungmin se dejó, no puso nada de resistencia, así que fácilmente fue a dar encima de Chan, las mejillas se le pusieron rojas de los nervios, se tapó la boca con las manos y eso Chan le dio ternura, digamos que había descubierto que Seungmin no era tímido, no tanto como lo pensó.

— Buenos días — le dijo con la voz somnolienta y si Seungmin fuera chocolate, en ese mismo momento estaría derritiéndose, la voz de Chan era maravillosa de por sí, imagínense como era a la hora de despertar cuando su voz se volvía más gruesa, pastosa y en susurró. 

—Buenos días — la voz de Seungmin igual sonó más gruesa, se destapó la boca y se estiró para darle un beso en los labios a Chan, le dió un besito tierno de labios cerrados y luego decidió continuar besándolo.

Usualmente no le gustaba besar luego de despertar, según él era anti higiénico, molesto y maloliente, pero bueno, era a Chan a quien besaba en ese momento, no iba a resistirse por más que quisiera, no iba a hacerlo, no lo haría, no cuando besaba como nadie, no cuando estaba queriendolo tanto. Se besaron demasiado esa mañana, se quisieron mucho más, solo se alejaron cunado el hambre les llegó y tuvieron que levantarse a cocinar.

Bang Chan al parecer sabía hacer todo bien, pues realmente su comida era deliciosa, con un sabor rico, era increíble la forma en la que conectaron tan tan maravilloso, la forma en la que supieron complementarse y la libertad que ambos de brindaron, maravilloso, estar ahí era maravilloso, juntos eran maravillosos, mágicos.

Café Macchiato (Chanmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora