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Danielle llevaba todo el día con una extraña actitud, en menos de dos horas me llamo unas veinte veces y en cada llamada preguntaba lo mismo que en la anterior ¿Estas bien? No entendía con exactitud su preocupación pero en cada llamada me asegure de hacerle saber que todo estaba en orden.

Llegada la tarde y después de los exhaustivos ejercicios con Ally, llame a Dani para pasar por ella y regresar a casa juntas, quería sorprenderla pero si ya no estaba en su oficina no tendría caso dar la vuelta.

—Hermosa... —después de tres tono atendió mi llamada. —¿Sigues en la oficina? —pregunte pero escuché un extraño ruido, después varios más fuertes. —¡Danielle! —grite pero nadie respondía del otro lado.

Encendí el auto y salí con dirección a su oficina y mientras tanto seguía en la llamada que duro alrededor de un minuto cuando se escucho un leve sonido, como alguien tomará el teléfono. Cortaron la llamada y llame varias veces más pero nadie contestaba.

—¡Danielle! —grite desde el pasillo. Trote unos dos metros y mi pierna lo resintió, aún era muy pronto para este tipo de ejercicio. —¡Dani! —nada, ni siquiera las luces estaban encendidas.

Llegue a su oficina y tenía luz, la puerta estaba abierta y dentro algunas cosas de su escritorio estaban tiradas, incluso había un vaso de vidrio roto ¿Por qué todo esto no se escucho en la llamada?

Salí de la oficina en busca del personal de seguridad pero tampoco estaba en su lugar, fui al cuarto de cámaras y estás estaban apagadas.

Se la llevaron.

Secuestraron a Danielle.

Volví al coche, no podía ir a casa y decirle a su nana que la habían secuestrado, podía tomarlo mal y terminaríamos en el hospital. Sé quien puede ayudarme, el tenía que localizarla porque busque su teléfono por toda la oficina y no estaba, seguro puedo encontrarla.

—¡Leonidas! —grite en cuanto respondió.

—Sabía que me amas pero no tanto. —dijo con sarcasmo y es que como odia cuando lo llamo por su nombre completo.

—¡Leo necesito de tu inteligencia! —volví a levantar la voz.

—Si me quieres ver solo dilo, no es necesario que me grites. —dijo de lo más tranquilo. Creo que no nota la preocupación en mi voz.

—¡Si! necesito que no veamos. —me dio su ubicación y salí con dirección a ese lugar. Pero antes tenia que hacer algo importante llamar a su nana. 

—Hola Antonia. —dije en cuanto respondió el teléfono. 

—Ya te dije que también puedes llamarme nana. —me regaño y de inmediato me sentí mal por el hecho de mentirle.

—Si, lo siento nana. —comenzaba a temblarme la voz por lo que acaba de sucederle a Danielle y porque también le estoy mintiendo a la que es como su madre. —Danielle sale de viaje por unas visorias entonces la voy a acompañar por esta vez... —no sabia que más decirle y agradecí que me interrumpiera. 

—Oh, por supuesto. No se preocupen por mi, estaré bien. —dijo de lo más tranquila. —Pero ¿no llevan equipaje? —cuestiono y no pensé en ese pequeño detalle. 

—Si, ya Dani tenia un pequeño equipaje para ambas. —esto de la improvisación y de las mentiras no es lo mio. 

—Perfecto, nos vemos en unos días niña. —me pesa demasiado mentirle con algo tan grave coo esto.

Termine la llamada antes de entrar a casa de Leo, si se llevaron el teléfono y aun esta encendido estoy casi segura de que él es el indicado para localizarla.

Mi Futbolista Favorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora