Ha pasado otro mes en el que no he atendido mi cuerpo como es debido, me estoy hundiendo en una depresión que me cuesta trabajo aceptar.
Mi casa se ha vuelto un basurero, hay botellas por todos lados y ya ni siquiera soy capaz de levantarme de la cama porque los dolores son insoportables, si mi carrera tenía salvación yo misma le acabo de poner punto final. No recuerdo cuando fue la última vez que comí algo decente y justo ahora muero de hambre, el timbre no ha dejado de sonar desde hace casi diez minutos y tal vez no lo recuerde pero no creo haber pedido comida a domicilio.
Me levanto sin muchos ánimos pero al segundo paso caigo al piso por la falta de fuerza, pero sobre todo por el intenso dolor. Me acomodo en el suelo y las lágrimas hacen acto de presencia como lo han hecho desde que esta pesadilla comenzó.
—¡Maya! —escucho a lo lejos pero seguro son alucinaciones por los efectos del alcohol, que es el único que me hace olvidarme de todo esto y sobre todo del dolor. —Ábreme, se que estas ahí. —esa voz tiene tanto tiempo que no la escuchaba que no cabe duda que estoy soñando.
Me encojo en el piso sin saberlo con exactitud me quede dormida.
—Maya. —otra vez esa perfecta voz llamándome. —Necesito que me ayudes, no puedo cargarte. Pon un poco de tu parte. —habla nuevamente pero no soy capaz de abrir los ojos.
—¿Danielle? ¿Mi Dani? —pregunto acercando mi mano a su rostro. Pero no hay nadie, otra vez ella se aparece para torturar más mi mente y mi corazón con su presencia.
Otra noche en la que ella llega a mi mente, otra noche en la que ella no es real. ¿Como fui tan inbecil para dejarla ir?
—¿Recuerdas a Jade? —le preguntó a Danielle.
—¿La mujer que conociste en el estadio? —me responde con otra pregunta.
—Exactamente. —estoy segura que tengo sonrisa de idiota de solo recordarla. —Bueno la volví a encontrar, pero ahora afuera del entrenamiento. Y la invite a una cita. —le narro nuestro último encuentro.
—¿Te gusta? —la manera en la que lo preguntó fue algo agresiva y me sorprende porque ella nunca usa ese tono conmigo.
—No lo sé… tal vez. —termino diciendo y ella se levanta de la silla y sale al balcón.
Debí darme cuenta que estaba enamorada de ella y ella de mi, pero no, no lo hice y deje entrar a mi vida a una bomba de tiempo que estalló en mi cara y se llevó todo a su paso.
—Dani se que nunca lo has hecho pero no conozco a nadie más, además eres la única que también está dentro de este mundo del fútbol y la única en la que confío. —cuando me consiguió un lugar donde dormir decidí enfocarme en los entrenamientos con la sub-17 y ha dado sus frutos el técnico ha dicho que tengo potencial y que podría buscarme un lugar en el equipo mayor, pero al no tener representan no puedo hacerlo.
—Maya, te puedo apoyar pero no se nada de esto. Tienes que buscar a alguien que si te pueda ayudar.
—Pero Dani…
—No Maya, lo siento. —sin más se levanto y se fue de la cafetería.
Llevaba ya dos semanas insistiendo para que aceptará ser mi representante pero ella simplemente no quiere, y lo entiendo ella se encarga solo de las visorias y cuales chicas pueden ser grandes futbolistas.
—Dani sé que no quieres ser mi representante, pero por favor te necesito eres la única que ha estado conmigo desde hace más de un año, la única que me apoya y la única que me entiende… si tu respuesta es otra negativa entenderé y… buscaré a alguien más. —le deje un mensaje de voz porque desde el día en la cafetería no he sabido nada de ella, no responde mis mensajes y mucho menos mis llamadas.
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Mi Futbolista Favorita.
Roman d'amourMaya futbolista estrella del equipo profesional femenil al que siempre deseo jugar. Su carrera deportiva se ve opacada por una terrible lesión que la dejara fuera de las cachas en su mejor momento deportivo. ¿Danielle; su pasado, su perdición, su sa...