El Esperado Regreso

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Los días y las semanas siguieron su curso, tras presentar mi propuesta de ser directora técnica deje oficialmente el cargo de las visorias y me estaba enfocando completamente a el cuidado de las niñas y ser el máximo apoyo para Maya porque su regreso esta muy próximo.

—¿Que tal el entrenamiento? —le pregunte a Alexia que justo sucedió una semana después de pedirle a Maya que la integrará, esta muy feliz y lo puedo notar con la enorme sonrisa en su carita.

—¡Muy bien! —grito apenas la asegure al asiento trasero. Gracias a que ahora tengo más tiempo ya no tienen que pasar parte de su día en la guardería. —El jueves tenemos partido con las niñas de una escuela. —dijo emociona por el juego. —Ma… —se quedo callada apenas esa palabra quiso escapar de sus labios. Y es que han pasado poco más de un mes con nosotras, ella y Katie comienzan a vernos como una figura materna y me encanta. —¿Maya y tu asistirán? —se corrigió y soltó la pregunta bastante nerviosa.

—Por supuesto que asistiremos. —la vi por el retrovisor haciendo un gesto de victoria por mi confirmación. —También debemos ir a comprar la playera de Maya porque la próxima semana ya será convocada con el equipo y tenemos que apoyarla. —le recordé.

—Si… —susurro. —¿Cuando vamos? —no estaba muy emociona porque no era una playera que Maya le va a dar.

Al llegar a casa nos encontramos con Maya y Katie esperando por nosotras en la puerta.

—Hola. —saludo Maya apenas nos acercamos. —¿Como te fue? —Katie corrió a mis brazos y Maya tomo de la mano a Alexia y se la llevo dentro de la casa.

—¿Ya hiciste la tarea? —le pregunte apenas la cargue en mis brazos. Katie negó y me sorprende ya que últimamente no la quiere hacer sola. —¿Quieres que te acompañe?

—¡Si! —se movió en mis brazos emocionada. Parece que requiere de mi compañía para hacer la tarea.

Mis días eran así, Alexia tenía tres entrenamientos por semana por lo que si a Maya le daba tiempo salir antes del suyo pasaba a buscarla, por mi parte recogía a ambas de la escuela veníamos a casa les daba de almorzar y llevó a Alexia con el equipo, mientras Katie y yo hacíamos la tarea y si nos daba tiempo también jugábamos un poco.

El domingo le dije a Maya cuales eran los planes para el día y estuvo completamente de acuerdo, primero el desayuno en casa, luego al centro comercial, si todo iba bien podíamos almorzar en algún restaurante con juegos infantiles y ya posterior a eso iríamos a la tienda a comprar camisetas con el dorsal de Maya. Todo salió perfectamente según lo planeado, lo único que complicó un poco nuestro domingo familiar fue que varios fans reconocieron a Maya, se acercaron a pedirle fotos y autógrafos, decidí llevarme a las niñas al auto y evitar que fueran a tomarles fotografías, porque mi hermosa Maya Cooper ocasionó un revuelo en el centro de la plaza por su tan esperado regreso, así que los de seguridad del lugar tuvieron que intervenir para calmar a la gente y acompañar a Maya hasta el auto. Cuando ingreso al lado del piloto logre ver un brillo distinto en su mirada y eso se debía a que los fans volvían a llamar su atención, no es que como la hubiesen dejado de querer solo que ella en este largo proceso de recuperación intento pasar desapercibida y ahora que vuelve a ser el centro de atención, más que aumentarle el ego la ayuda con la confianza para el partido del sábado.

El marte de esta semana fue particularmente especial, porque era mi cumpleaños y desperté con varios brincos en mi cama. No quería despertar, comenzaba a ponerme muy nerviosa por ver a Maya jugar pero también porque tenía miedo que le dieran algún golpe.

—Despierta mami. —wow, esa fue Katie e inmediatamente abrí mis ojos. —¡Feliz cumpleaños! —grito brincando otra vez y se sentó en mi abdomen.

Mi Futbolista Favorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora