Secuestro

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No recordaba nada, no sabía dónde estaba, ni siquiera se cuanto tiempo ha pasado desde que me secuestraron. Me dolía la cabeza y todo el cuerpo, no podía moverme y todo estaba oscuro.

Escuché un par de voces lejanas, no eran claras pero creía poder reconocer una. Esa voz jamás la olvidaría, esa voz tan desagradable.

—Ya era hora bella durmiente. —dijo esa maldita mujer. —Es hora de recuperar lo que me pertenece. —mi visión era borrosa y apenas si lograba verla a los ojos.

La otra voz era masculina y por más que me costará reconocerlo también sabía a quien pertenecía, la verdadera pregunta era; ¿como estas desagradables personas terminaron uniéndose para esto?

—¿Que quieres? —dije intentando que mi voz sonara segura. Pero en realidad me estaba consumiendo por el miedo.

—Hija mía, hace mucho tiempo que no nos vemos. —y ahí estaba el ser que me dio la vida y ahora me la está complicando. —Sabía que pagar porque te destruyeran la carrera no te detendría y encontrarías la forma de salir adelante. —¿Que? ¿Fue él, el causante del accidente?

No quería llorar, no delante de él, ¿que si me dolía? Por supuesto que si, era mi padre el mismo que un día me motivo a perseguir mis sueños y también fue el mismo que los destruyó.

—Te odio. —fue lo único que le dije con todo el dolor y la ira que ocasionó saber esa verdad.

—Bien, basta de sentimentalismos. Es hora de llamar a Maya para pedirle el rescate. —dijo la estúpida de Jade.

—Ella no lo pagará.

—¿De que hablas? —preguntó, regresamos toda su atención a mi al igual que mi padre. —Si ella tiene dinero suficiente para para pagar y estoy segura que tu tendrás también el suficiente dinero, dinero que Maya nos entregará si quiere que regreses con vida. —esta mujer sigue siendo la misma estúpida que conocí hace años.

Si por causa del divorcio no le quito mucho a Maya fue precisamente porque gran parte de su dinero era trasferido a mi cuenta desde que comenzaba a ser yo su representante y que gracias a los dioses Maya no cambio tras casarse con ella. Situación que en su momento nos ocasionó un problema porque según era parte de mi sueldo por ayudarla, después de un tiempo ella no cambio dichos movimientos y decidí que también lo desviaría a una cuenta para poder dárselo en un futuro y que lo pudiera disfrutar como fruto de su trabajo.

Lo que tampoco nadie sabía era sobre mis ahorros que estaban en conjunto en esa cuenta alterna, ni Maya ni mi nana tenían idea de eso. Por tal razón es imposible que puedan pagar el rescate que seguramente será elevado, necesitan de mi y no de Maya.

Observe a mi padre salir detrás de Jade, dejándome con el gorila que no dejaba de verme de manera acosadora, comenzaba a darme miedo el quedarme sola con él.

—¿Quieres divertirte un poco? —preguntó y el tono en su voz solo ocasionó escalofríos en todo mi cuerpo. Lo ignore pensando que de esa manera no volvería a hablar pero fue todo lo contrario. —Puedo hacerte disfrutar como nunca en tu vida. —nunca he entendido ese afán de esos hombres que se creen los mejores e incomparables en la cama cuando son seguramente todo lo contrario. Y con este tipo no me detendría a comprobarlo.

—Agradecería que me dejaras donde estoy y no, no quiero divertirme. Prefiero el aburrimiento de este encierro. —dije lo último con un poco del sarcasmo que le aprendí a Maya.

Mi Maya ¿Ya sabrá sobre mi secuestro? Es lo más seguro. Todo paso mientras estaba en llamada con ella, no puedo creer que en después de algunas horas de noviazgo nos pasará esto. Ni siquiera pude disfrutar más horas de nuestro amor.

Mi Futbolista Favorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora