Escape

1.3K 94 2
                                    

Maratón 1/3

El plan era sencillo, esperábamos que llamarán para pedir dinero y después de eso Jonas me liberaba y podríamos salir de aquí.

Según lo que Jonas me informo fue que la pistola que le dieron no era real, entonces teníamos la esperanza de que las supuestas armas que tenia mi padre y Jade fueran igual, aunque no nos podíamos confiarnos.

En el fondo sabía que si Maya me estaba buscando solo era cuestión de tiempo para que diera con mi ubicación, quería confiar porque de lo contrario no era seguro que volviera a verla.

—Bien niña, ya solo es cuestión de esperar y saber si esa mujer de verdad te ama o ama más su dinero. —soltó con ira mi padre. —Hora de esperar. —le dijo a Jade y salieron de la habitación.

—Ahora Jonas. —susurre y se acercó a desatar mis manos. —¿Hora? —pregunte.

—Cinco treinta. —bien solo queda esperar un poco.

Alrededor de una hora después se escucharon voces fuera de la habitación, pero nadie entró. Jonas salió y regreso con agua y un poco de comida, lo cual le agradecí porque llevaba más de veinticuatro horas sin comer. Mientras terminaba el la botella de agua las voces de Jade y mi padre comenzaron a convertirse en gritos. Jonas salió para no levantar sospechas y me quede en completo silencio.

Silencio que se replicó también detrás de la puerta.

Silencio que fue interrumpido por el fuerte golpe en la puerta.

—¡Tenemos noticias hija mía! —grito mi padre. —Maya nos va a entregar todo el dinero.

—Al fin recuperaré lo que siempre fue mio. —soltó Jade, refiriéndose a el dinero. Esta mujer solo estuvo con Maya por interés.

—Portate bien que ya pronto te iras a tu lindo castillo. —dijo con sarcasmo mi padre. En estos momentos como odio que sea mi padre.

Se quedaron cerca de la puerta por algunos minutos y después me dejaron nuevamente en completa soledad.

—Ya volvieron a hablar con ella, tardaron más de cuatro minutos es seguro que tengan nuestra ubicación. —entro Jonas y susurro, informándome de los movimientos.

—Bien es hora de actuar. —le dije soltando por completo mis manos. —¿Sabes a cuanto tiempo estamos de la ciudad? —pregunte para calcular la llega de Maya.

—Unos cuarenta minutos.

—Perfecto. —busque algo con que poder defenderme en caso de ser necesario pero no encontré nada verdaderamente útil. —Ve con ellos ya sabes que hacer.

Siguiente paso; salir sin ser vista. ¿Que podría salir mal?

—Vieron las luces de una patrulla. —entro corriendo Jonas. —Creen que Maya les aviso. —terminó de decir.

—Carajo. —no podía arriesgarme y arriesgar a Jonas esperarando más tiempo.

Era hora de salir.

—Por si algo sale mal, estos son mis datos. —me entrego un papel con algo escrito, no era momento de detenerme a leerlo y lo guarde en mi pantalón. —Ellas son mis hijas y esta mi esposa. —me entrego una foto y señaló a cada una.

—Todo saldrá bien y podrás regresar con ella. —intente sonar segura de mis palabras pero también tenía dudas y mucho miedo de lo que pudiera pasar. Asintió intentando estar seguro pero también vi duda en su mirada.

Salimos en completo silencio y vimos la luz proveniente del largo pasillo, teníamos que ir por ahí para entrar poder salir. Seguí a Jonas de cerca en todo momento y cuando estábamos a un metro de dar vuelta, Jade dirigió su mirada en nuestra dirección y saco su arma disparando. Por reflejo nos movimos rápidamente provocando que unos grandes barriles se cayeran, aprovechamos eso y corrimos por el segundo pasillos, esos barriles nos estaban salvando la vida y nos daban segundos para escapar.

—¡Corre! —le grite a Jonas. —¡Más rápido! —volví a gritar pero el se detuvo de repente. —¿Que pasa? —pregunte deteniéndome junto a él.

—No puedo. —susurro. Llevo su mano a su estómago tratando de detener el líquido rojo que rápidamente brotaba de el. —Solo seré un estorbo para ti. —volvió a hablar sentándose. —Vete Danielle, regresa con la mujer que amas y se feliz. —no podía estar despidiéndose ahora.

—Vamos Jonas. —me arrodillé a su lado. —Tu me salvaste, dejame hacerlo ahora. —intente hacer presión para frenar un poco la sangre pero parecía imposible. —Por favor… —susurre soltando unas lágrimas. —No te rindas.

—Me arrepentí demasiado tarde. —hablo haciendo un gran esfuerzo. —Intente ser una buena persona y ganarme la vida de forma honesta, pero en un país donde no te dejan crecer profesionalmente es imposible. —más lágrimas seguían saliendo porque sabía que sería sus ultimas palabras y yo era de cierta forma responsable de su muerte. —Prometiste ayudar a mi esposa y a mis hijas. —él también lloraba porque sabía su destino. —Si mi mujer también pierda la batalla cuida de mis hijas… —suspiro tomando fuerza para continuar. —No dejes que entren al sistema de adopción, sabes que las pueden separar y van a sufrir mucho. —soltó llorando y con un gran miedo en sus ojos por dejar a su familia.

—Todo estará bien Jonas. —se escucharon los movimientos de los grandes barriles y más disparos. —Te prometo que cuidaré de ellas.

—Vete Danielle… ¡Corre y se feliz! —grito soltando su último aliento.

No podía simplemente dejarlo ahí. No podía y no quería.

Del otro extremo del largo pasillo se escucharon varios pasos, me levante y camine con cautela a esa dirección. Varias luces apuntaron en mi dirección y levante las manos para evitar que dispararan.

—¿Danielle? —pregunto una voz masculina que desconocía. Asentí y me arrodillé en señal de rendición.

—¡Danielle! —su voz, su hermosa voz. Mi Maya, que corrió y me tomo en sus brazos. —¿Donde están? —pregunto refiriéndose a mis secuestradores. Señale la dirección de la que venía y de donde dispararon en dos ocasiones. —Abajo amor. Ya estas a salvo.

Vi como varios agentes entraron por donde yo venía, se escucharon varios disparos más y me deshice en los brazos de Maya llorando por lo que sucedió y porque ella vino por mi.

—Ya todo esta bien tranquila. —susurro para calmarme. —Ya pronto regresaremos a casa.

Me ayudó a salir de ese oscuro lugar y me llevo a una camioneta, la verdad no era consiente de mis movimientos y en todo momento me deje guiar por ella, minutos después llegaron dos ambulancias y entraron al lugar de inmediato.

En una camilla sacaron a alguien, luego sacaron dos bolsas negras, sabía que una era de Jonas pero no que quien era la otra.

—¿Bonita? —escuchaba la voz de Maya muy lejana. —Ya estas a salvo, tranquila. —me abrazo y era realmente lo que necesitaba.

Maya me soltó y se acercó a una de las personas que llegaron con ella, al parecer le estaban dando indicaciones y ella solo prestaba toda su atención para no olvidar nada. Estrecharon sus manos y regreso a mi lado.

—Vamos amor, es hora de irnos. —me tomo de la mano dirigiéndome a una de las patrulla que recién llegaban.

Nos llevó de vuelta a la ciudad y nos dejó en un hotel, tenía muchas preguntas pero no encontraba mi voz.

—Princesa estas en shock. —volví a escuchar la voz de mi hermosa Maya. No sé en que momento entramos a la habitación, ni en que momento Maya me ducho y me cambio de ropa. —Ya estas a salvo, todo estará bien.

Me lance a sus brazos, enterrando mi cara en su cuello. Me ayudó a recostarme y de inmediato me acomode en su pecho, los recuerdos de como Jonas murió frente a mi volvieron. El llanto regreso más intenso que antes y me aferre con todas mis fuerzas al cuerpo de Maya.

—Murió en mis manos. —susurre. —Murió frente a mi. Me salvo y yo no pude salvarlo a él. —repetía una y otra vez.

Maya me consoló y nunca pregunto nada, solo dejo que soltara todo lo que me estaba pasando por la cabeza en ese momento. Lo cual agradecí porque aún no me sentía preparada para responder sus preguntas.

—Te amo. —fue lo último que escuche antes de quedarme dormida.

R.

Mi Futbolista Favorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora