El Día Después

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De regreso a casa solo íbamos las niñas y yo, en cuanto pudo Maya me aviso que asistiría a la conferencia de prensa y festejará con la chicas el triunfo más su regreso. Me sentí un poco triste por eso, también quería celebrar con ella, ver la felicidad en su rostro, estar a su lado, pero también entendía que extraño a sus compañeras y una reunión de equipo siempre eres buena para la convivencia.

Cenamos y nos fuimos a dormir, bueno las niñas porque yo me quede a esperar a Maya. Cerca de dos horas después llegó tratando de no hacer mucho ruido, confiaba en que no tomaría y tenía razón se mantuvo sobria como lo ha hecho ya bastante tiempo.

—Hola bonita. —susurro entrando a nuestra habitación. —Lamento no regresar con ustedes pero las chicas quisieron celebrarme y no pude negarme. —me acerque a dejarle un beso para decirle que todo estaba bien.

—Cambiate y acuéstate conmigo, por favor. —susurre contra sus labios, no pretendía algo más que acurrucarme a su lado, la necesitaba.

Tras varios minutos regreso cambiada y ya con su higiene nocturno.

—¿Estas bien, cielo? —pregunto metiéndose a la cama conmigo. Solo asentí y me acerque buscando su calor. —¿Pasa algo? —si pasaba pero me negaba a decirle, acaba de llegar feliz por lo que sucedió en el día. No puedo agobiarla con mis estúpidas ideas.

—Nada. —respuesta equivocada. Se sentó recargando su espalda en el cabecero y me moví quedando entre sus piernas.

—Amor... —susurro rodeando mi cintura. —Confía en mi, cuéntame que pasa por tu cabeza.

—Yo... —no sé porque de pronto comencé a llorar. —Me sentí como... la mujer de alguien que solo debe de dedicarse a las labores del hogar y al cuidado de la casa, de las niñas... de ti. —solté el como me sentía, no esperaba que lo entendiera porque ni yo misma lo hacía pero es así como me siento.

—Mi amor sabes que nunca te he visto así y nunca lo haré, no eres esa mujer y yo no soy el típico hombre que sale a trabajar para proveer la casa. —comenzó a dejar besos en mi mejilla y acariciaba mi abdomen. —Si te sientes así por no acompañarme con las chicas, para la próxima podemos dejarle las niñas a nuestra nana, ella estará encantada de cuidarlas por una noche. —tenía razón, no debía de pensar esas tonterías. —Si, quiero que seas mi mujer pero en definitiva no esa mujer que me atiende y hace todo lo que digo. —me gire quedando de costado y recostando mi cabeza en su pecho.

—También quiero ser tu mujer y quiero que seas la mía. —susurre dejando un beso en su cuello.

—Y lo soy, pero eso no significa que te debas a mi y que dejes tu vida de lado para hacerme feliz, quiero que ambas lo seamos. Reconozco que ahora teniendo dos hijas estaremos un poco limitas sobre algunos aspectos, pero buscaremos el como incluirlas o pedirle a nuestra nana que las cuide. —me abrazo más a su cuerpo y lo agradecía, necesitaba sentirla cerca. —Solo por favor dime estas cosas. —suplico dejando un beso en mi frente.

Nos quedamos así un rato más sin decir o hacer nada, en días como estos solo la necesito así, a mi lado y cuidando de mi como solo ella sabe hacerlo.

—Quiero que comencemos a planear nuestra boda. —hable cuando nos acomodamos mejor en la cama, estaba sobre su pecho con mis piernas enredadas entre las suyas. —¿Podemos?

—Por supuesto que si. —hablo emocionada. —¿Alguna fecha en mente? —amo que este tan ilusionada como yo.

—No realmente ¿después de que termine la temporada?

—¿En unas seis semanas? —cuestionó con una ligera sonrisa.

—¿Es muy pronto? —no quería presionarla y si era muy pronto podíamos aplazarlo más.

Mi Futbolista Favorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora