Capítulo 21

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Regalito para ustedes porque hemos llegado a las 10.4k de lecturas, no saben lo feliz que estoy por eso.💖💖

Ahora sí, lean a gusto.💋

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Nikolay

En los últimos días no he visto a Velika por fuera de la universidad, pero no es algo que nos afecte pues sabemos que ambos tenemos horarios ocupados.
Las llamadas por teléfono al caer la noche no han cesado y eso es algo que me agrada, ya es parte de nuestra vida hacer eso.

La miro fijamente mientras doy la clase del día, no me pasa desapercibido ningún detalle de sus expresiones o cómo entrecierra los ojos cuando no entiendo del todo lo que explico.

—¿Alguna duda? —pregunto para todos, una de mis alumnas alza la mano. — ¿Sí?

—Profesor, con todo el respeto que se merece quisiéramos saber algo que no tiene nada que ver con la clase —dice con una sonrisa divertida.

—Veamos... pregunten lo que quieran —Accedo, solo para que se relajen un poco.

—¿Usted tiene novia? —pregunta ella, haciendo que todos rían y por ende me miren atentos.

—No, pero tampoco estoy disponible —respondo, serio.

Las veo hacer ademanes de decepción, pero Velika solo me mira de manera intensa.

—Eso quiere decir que hay alguien especial en su vida —continúa hablando otra alumna.

—Correcto —digo, esta vez viendo directamente a la dueña de ojos bicolores.

—Qué estafa —dicen.

—¿Algo más que quieran saber o podemos continuar con la clase? —pregunto, a lo que Adams alza su mano.

—¿Saldría con una alumna? —pregunta, y puedo ver la rabia en su expresión.

—No diría que no, puesto que la vida da vueltas y puede pasar —respondo, dejando la incógnita—. Continuando con la clase.

La siguiente media hora es de ejercicios, nada de descanso en ningún momento y algo llama mi atención: Un estudiante abrazando a Velika y de paso besando su mejilla por alguna razón.

—Señor Jones, a la pizarra —demando, apoyado en el borde de mi escritorio viéndolos fijamente.

—Claro —contesta, no despega su mirada de ella.

Esta vez me cruzo de brazos cuando está realizando el ejercicio, el cual no lo hace nada mal, pero no tengo intención de felicitarlo.

—Bien, a su asiento —digo, con más seriedad de la que ya tenía.

Veo a Velika mirarme con una sonrisa de lado, por lo que me doy cuenta de que mi comportamiento le ha hecho gracia.

—A la pizarra, señorita Mancini —digo suavemente, sin quitar la seriedad.

Baja lentamente las escaleras y cuando la tengo en frente le doy el marcador, ella solo se encarga de rozar nuestros dedos. Observo cada cosa que hace, dándome cuenta de que ha desarrollado bien el ejercicio y no hay errores.

—Buen trabajo —digo, sintiéndome orgulloso de que haya podido resolverlo sin mi ayuda.

—Sería imposible sin un buen profesor —responde, los demás la apoyan.

Cuando terminan las clases todos salen rápidamente del salón, dejándome a solas con una sola persona.

—¿En qué la puedo ayudar, señorita Mancini? —pregunto, ella solo camina hacia mí.

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora