Capítulo 9

2.4K 165 21
                                    

Nikolay

—Entonces... —me mira a los ojos fijamente mientras hace un mohín con los labios—. ¿Si vendrás a casa?

—Te dije que lo negociaríamos —respondo, mientras conduzco hasta la casa de sus padres y ella ni se ha dado cuenta por andar "convenciéndome".

—En eso estamos, cielo —dice, mientras pasa su mano sutilmente por mi pecho.

—No comiences algo que no podrás terminar —le advierto, sabiendo bien que eso solo pasa cuando nadie nos ve y ahora mismo estaríamos muy expuestos.

—¿Quién dice que no podré terminar? —pregunta, con una sonrisa ladeada—. Ambos terminaremos.

—¿Seguimos hablando del juego en el que estamos? —pregunto, conociendo la respuesta.

—Si vinieses a mi casa lo podrías averiguar —responde, desabrochando su cinturón cuando estaciono el auto.

—Estás tan distraída conmigo que no te has dado cuenta de que ya estamos en tu casa —digo, atrayéndola hacia mi para dejarla sentada en mi regazo.

—¿Qué? —Se gira un poco y sus labios forman una perfecta "o" al percatarse de que ya llegamos a la cárcel personal que le han impuesto sus padres.

—Te amo —le digo, su expresión pasa de estar sorprendida a estar totalmente sonrojada—. ¿Por qué te sonrojas?

—Yo no me sonrojo —refuta, pero el que le robe un beso la hace estar mucho más sonrojada.

—Estás totalmente sonrojada y enamorada de mi —declaro, dejándole ver nuevamente que con ella soy así.

—Cuando era de que digas las cosas no las dijiste, pero ahora las dices para hacerme sentir nerviosa —dice, tan enfurruñada que me saca una carcajada.

—Malyshka —susurro sobre sus labios, tomando su cara entre mis manos y sellando ese momento con el beso que tanto he estado queriendo darle desde que ingresamos en el auto.

—Te necesito —murmura, y eso es suficiente para derribar mi autocontrol—. Ahora.

Salir del auto con expresiones normales e ingresar a la casa sin levantar sospechas es una tarea difícil, pero una vez cierra la puerta de su habitación ya es otra historia.

En nuestro afán por estar tan cerca del otro como es posible ella se tropieza, ocasionando que caigamos encima de su cama y que se ría de la situación.

—¿Te parece gracioso casi dejarme sin aire? —le pregunto, repartiendo besos por su cuello.

—Muy gracioso, profesor —responde en un jadeo entrecortado.

La sostengo de las caderas y empujo suavemente, haciéndole sentir lo que es capaz de provocar con un beso.

—Eso solo será por mí, siempre —sentencia, tomándome del cabello para que la mire fijamente a los ojos.

—¿Sí? —pregunto, tentándola a que se enfade un poco.

Frunce el ceño dejándome claro que no le ha gustado mi pregunta, pero esa expresión desaparece para ser reemplazada por una coqueta.

—Solo yo puedo tocarte así, cielo —susurra sobre mis labios, delineándome el labio inferior con su lengua a la vez que me acaricia por encima del pantalón, haciéndome difícil el controlarme—. Solo yo te pongo así y eso no lo puedes negar, me deseas tanto como yo te deseo a ti... —Reparte besos en mi mandíbula hasta llegar a mi oído—. Eres completamente mío, Nick.

La tomo por los muslos para que enrolle sus piernas en mi cintura y poder levantarme con ella encima de mi y dirigirnos a su cuarto de baño. Cierro la puerta con seguro y la bajo lentamente, girándola para quedar frente al gran espejo que hay allí.

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora