EXTRA III - DE TAL PALO, TAL ASTILLA

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Velika

—¡Alexander Lowell Mancini! —exclamo, tratando de no caer en la locura cuando mi hijo adolescente de diecisiete años entra por la puerta junto a su hermano con un moretón y el labio partido.

—Estoy bien —responde con la mirada en otro lado, voy hasta ellos y los tomo por el mentón para que me miren fijamente con esos ojos que son una copia de los ojos de su padre.

—¿Estás bien? ¿Te has visto la cara? —pregunto, inspeccionándolo de todas las formas posibles—. Y tú...

Tyler solo sonríe de manera inocente antes de que estalle contra lo que sea que han hecho para terminar así.

—Jared quedó peor —dice él, como si eso fuese defensa suficiente.

—Menos mal eres mi amigo —dice el aludido.

—¿Dónde está ese irresponsable? —pregunto, señalan la entrada de nuestra casa y ahí está, con más moretones y rasguños.

Elaia viene con él, haciendo de soporte porque claramente no se puede sostener por sí solo.

—Ustedes cuatro harán que me de un paro cardíaco un día de estos —farfullo, dejando que caigan en el sofá—. Princesa, tráeme el botiquín, por favor.

Ella asiente sin verme a los ojos y sé que todo esto gira en torno a su persona.

—¿Qué ha pasado? —pregunto, sentándome en la mesita que está frente a ellos.

Se miran entre sí, calculando quién de los tres me dará la explicación que los salvará de un castigo por haberse metido en otra pelea como si la violencia fuese la solución.

—Bueno, verás, mami... —inicia Tyler, pero se queda callado.

—Insultaron a Ela, así que les di su merecido —dice Alex, dejándome descolocada.

—No solo eso, también trataron de acercársele y no podíamos permitirlo —secunda Jared.

—Eso —dice Ty.

—¿Quién le hizo qué cosa a mi bebé? —pregunto, tan tranquila como puedo.

—Un chico de nuestra clase, pero ya nos encargamos —responde Ty, respiro hondo para no ir a por la madre de ese niño y decirle unas cuantas cosas.

—Okay, okay —respondo en un susurro, pero verlos totalmente golpeados me deja con un mal sabor de boca—. Ustedes insensatos...

Mi hija llega con lo que le he pedido y, después de que ellos sufran por el ardor causado por el alcohol, los dejo ir.

—Princesa —la llamo, pero ella niega con la cabeza y solo se lanza a mis brazos para llorar.

—¿Por qué? —pregunta en medio de sollozos que me parten el corazón.

—Porque el mundo está lleno de diferentes tipos de personas —digo, acariciando su pelo rubio—. Aquellas que no se sienten conformes consigo mismas solo buscan dañar a las demás, eso no es tu culpa.

Ella me hace un puchero con sus labios, a pesar de tener catorce años a veces actúa como una bebé, y es que siempre tendremos esa fragilidad dentro de nosotros.

Ella sigue siendo una niña y estaremos aquí para cuando nos necesite.

—Llegué —saluda Nick, viene hacia nosotras y nada más ver mi cara sabe que algo anda mal—. ¿Qué pasó? —pregunta sin emitir sonido alguno, pero le entiendo.

Le hago señas para que se siente a mi lado mientras sigo acariciando el cabello de Ela para que se duerma, en tanto veo que ya está en su mundo, le cuento a su padre todo lo que ha pasado.

—Entiendo —susurra él, quitando un mechón de pelo que cae de manera rebelde sobre la cara de nuestra hija—. Hablaremos con los padres de esos chicos.

Y sé perfectamente que por dentro está tirando todo, si hay algo que nos puede sacar de nuestras casillas es que toquen a nuestros hijos.

—Y ustedes —señala a los tres chicos que vienen bajando las escaleras—. A mi oficina.

Los veo ponerse rígidos, yo les sonrío para que sepan que todo está bien y que Nick no se los va a comer vivos por regresar en ese estado.

—Si, papá —responden los gemelos.

—Si, señor Lowell —dice Jared, quien se queda viendo cómo Ela está dormida en mi pecho.

—Caminen —demanda mi esposo, y cuando va a cerrar la puerta de su oficina le guiño un ojo.

En respuesta recibo una de esas sonrisas que me dejan sin señal de inteligencia.

Ese hombre me encanta.

—Oye, mamá —susurra mi hija, le hago un sonido para que continúe después de recuperarme del susto al pensar que estaba dormida—. Creo que me parece guapo mi profesor de arte.

La miro durante largos segundos, ladeo la cabeza y parpadeo varias veces.

—¿Qué? —pregunto, alejándome un poco para verla bien.

Se acomoda en el sofá y me mira con una sonrisa plasmada en los labios.

—Es que es muy bonito —dice, mirando hacia otro lado, indicándome que está nerviosa—, a parte es muy talentoso, aunque un poco demandante.

Esto último lo dice resoplando, lo cual me hace reír abiertamente y volver a mi seriedad al recordar que es su profesor.

—¿Y si le pido su número? —pregunta, como si fuese la mejor idea de todas.

—No —respondo tajante, cruzándome de brazos.

—Pero- ¿Nunca te gustó un profesor cuando estudiabas? —me pregunta, frunciendo el ceño y adoptando la misma postura que tengo.

Me quedo muda, recordando todo lo que Nick y yo hemos vivido a lo largo de estos años.

—Sí, pero... —Me quedo a medias porque cuatro hombres vienen hasta nosotras, tres con cara fúnebre y uno con cara seria.

—¿Y qué pasó con él? —pregunta mi hija, entrecerrando los ojos en mi dirección.

—Me casé con él —respondo automáticamente, ella abre la boca en sorpresa—. ¡Pero ese no es el punto, Elaia Lowell!

—¡¿Papá era tu profesor?! —pregunta con los ojos bien abiertos y un sonrojo en sus mejillas.

¿En qué me metí?

—¿Qué está pasando? —pregunta el nombrado.

—A tu hija le gusta su profesor de arte —digo, ella me mira mal y le sonrío.

Aquí pasamos vergüenza todos.

—¿Qué te gusta quién? —preguntan los cuatro hombres en la sala.

Alex y Tyler tienen cara de poker.

Jared de que va a matar a alguien.

Nick... Bueno, Nick tiene cara de que va a cometer un crimen en cualquier momento.

—De tal palo, tal astilla —murmura mi esposo cuando se pone a mi lado, así que le doy un codazo.

—Cuéntennos su historia —dice mi hija, despertando la curiosidad de los demás chicos y poniéndolos de su lado.

Aquí vamos.

°°°

Un extra cortito, pero escrito con todo mi amor.

Estoy trabajando en cositas... Espero que pronto les pueda enseñar este nuevo proyecto que tengo entre mis manitos.

¿Me extrañaron? Yo los extraño mucho :(

Los amito de aquí hasta la luna y regreseando a pasito de tortuga.

~Dayito. 🍁🍁🍁

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora