Capítulo 3

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Nikolay

—Nikolaaay —gritan el par de copias que tengo como hermanos.

—¿Qué? —pregunto, con el genio que siempre tengo en las mañanas.

—Uy, uy, alguien no tuvo una noche apasionada con su... —hace una pausa con su mirada burlona—. Ah cierto, que tú no tienes novia. —Emiliano, el que más suele tocarme los cojones con sus comentarios fastidiosos.

Tenerlo a mi lado me facilita la tarea de darle un manotazo en la nuca para que deje de joderme, se queja y llama a nuestra madre.

—¡Mamá! —exclama, llamando la atención de la nombrada, que va bajando las escaleras—. Tu hijo pródigo, bueno, no tan pródigo, me ha querido dejar en coma.

Bruno suelta una carcajada junto a mamá, Evelyn Lowell, quien viene hacia mí para abrazarme.

—Mi niño de pródigo no tiene nada, ¿no es así, Nick? —Me mira con una sonrisa y solo asiento con la cabeza.

—¡Favoritismo! ¡Traición! —vuelve a exclamar Emiliano—. Vámonos espejo.

Bruno le da otro manotazo, odia que le diga así.

—¡Hasta tú te unes a ellos! —le recrimina, se tira en uno de los sofás de la sala, fingiendo indignación.

—¿Estás segura de que son mis hermanos? —le pregunto a mamá, ella me sonríe y le devuelvo el mismo gesto.

—¿Cómo te va enseñando en la universidad? —pregunta Bruno, quien se ha tirado encima de su gemelo.

—Bien —es lo único que respondo, él rueda los ojos y pone cara de fastidio—. ¿Quieres un informe detallado?

—Si es posible —se ríen, me levanto ya queriendo irme para que ese par no me joda.

—Me voy, vendré a visitarlos después.

Sin esperar más, salgo de la casa de mis padres en dirección a mi Aston Martin DB11, subo y una vez encendido piso el acelerador en dirección a la universidad.

A paso lento me dirijo hacia el salón, encontrándome con un escándalo combinado con gritos de aliento hacia la castaña que siempre trata de insinuarse.

—Buenos días —alzo la voz, todos se callan quedando estáticos—. Ya que todos están tan animados, tendremos una evaluación.

Las caras de pánico me dicen que no se lo esperaban, obviamente, aunque solo un rostro no muestra esa expresión: Velika Mancini.

—Serán veinte preguntas, tanto de opción múltiple como de sustentar sus respuestas. —les informo —. Que les quede de lección, los escándalos no los permito aquí, que es mi salón de clases.

Entrego las hojas, me paseo por todos los lugares sin perderme ningún detalle de lo que hacen.
Los minutos pasan llevando media hora trascurrida, por un momento pienso que nadie va terminar, pero mi sorpresa es grande cuando veo a dos de mis alumnas bajar las escaleras a dejar sus pruebas sobre mi escritorio.

Los ojos de diferente color me miran desde allí, asiento con mi cabeza ganándome como respuesta una sonrisa de lado de su parte.

—Quedan diez minutos —anuncio, sin despegar mi vista de la chica bajita que, hasta ahora, es una de las mejores de mi clase.

Notar que sabe que es buena en esta clase, me causa curiosidad, dado que se ve claramente que no es su materia favorita por los gestos que hace cuando mando investigaciones.

—Bien, ahora que hemos terminado —hago una pausa—, tendremos un taller de investigación sobre los métodos de muestreo.

La cara de fastidio de muchos me hace reír a mis adentros, como persona soy exigente, pero como profesor lo soy mucho más.

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora