EXTRA II - Sí a todo menos al divorcio

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Velika

—¡Ah! —grito, tratando de sacar los nervios de mi sistema.

—Calla, loca —me regaña Alyna, solo recibe otro grito de mi parte—. ¡Que te calmes!

—¡No eres tú la que se va a casar en una hora! —Le grito de vuelta, sintiendo que el vestido me asfixia.

Calma, solo te vas a casar con el hombre de tu vida.

Listo, ya me calmé.

—No puedo, no puedo —digo dando vueltas por la habitación—. ¿Y si se arrepiente?

La cara de estrés que me da mi amiga es digna de enmarcar.

—O te calmas, o te calmo —dice ella, hastiada de mi paranoia.

—Ya, ya —susurro, me veo distraída por mi abuela que viene entrando a la habitación con un bebé muy enfadado.

—Alguien pide comida —dice, miro a mi hijo de cuatro meses llorar como si no hubiese mañana.

—Alex —susurro cuando lo tengo en brazos, él solo sigue llorando hasta que le doy lo que quiere—. Sabrá Dios de dónde sacaste ese carácter tan feo.

—Y todavía lo pregunta —dice mi abuela, Ly se ríe y yo solo las miro mal.

—¿En dónde está Ty? —pregunto, alarmada porque el otro pedacito de mi no esté en el mismo estado que su hermano.

—Tranquila, está con su papá, porque a él si le quiso hacer caso —dice la abue, asiento con la cabeza y para cuando Alex termina de comer ella ya se lo lleva nuevamente.

—¿Últimos retoques? —pregunta Ly, asiento y dejo que haga lo que tenga que hacer.

Estos cuatro meses aparte de ser los más bonitos, también han sido los más estresantes si tenemos en cuenta que estuve como una loca obsesionada preparando todo para la que sería la boda que Nick y yo queríamos para ambos.

¿La verdad? Él me había dejado hacer lo que quería, pero no estaba de acuerdo en que todo fuese a mi gusto, así que prácticamente lo obligué a subirse a mi carrito de locura.

El vestido de puro tul con flores y corset era mi sueño hecho realidad, un plus era la abertura en la pierna, pero son detallitos.

Detallitos bien pensados, puerca.

Shhh.

Las invitaciones habían sido un dolor de cabeza que le dejé a mi prometido, y terminó siendo el mejor en escoger qué era lo mejor para invitar a todos: Un sobre de gamuza color azul rey, la invitación en sí era transparente con las letras doradas y todo esto estaba sellado con nuestras iniciales.

Cursi, cliché, lo que sea, pero a mí me había encantado.

Miro mi ramo de flores, que combina las rosas azules con las rosas blancas, decidida a tomarlo de una ves por todas e ir a por mi hombre.

—¿Lista? —pregunta Ly, asiento con la cabeza, segura y voy hacia donde se supone que debo estar.

—Mi niña —dice mi abuelo, dándome un abrazo de lo más emotivo que me hace llorar.

—¡Mi obra de arte! —exclama mi amiga, sacándonos una risa.

—Te amo, aquí estoy —susurra el abuelo, acariciando mi mejilla y tendiéndome su brazo para que lo tome.

Por mi mente solo pasan pensamientos de cómo hubiese sido esto si mi padre cambiaba, si, aunque sea, me hubiese querido y valorado como yo lo amé a él.

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora