Capítulo 26

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Les puse una encuesta y ustedes votando "Sí" a todo, así que doble actualización y la siguiente semana ya no hay capítulo.🤭🤭

°°°

Nikolay

Las cosas se están pasando de claro a oscuro, no todo es como antes y el acoso inexistente me tiene alerta: Cuando tu enemigo no da señales de hacer algún movimiento, es porque se está preparando para atacar tu punto débil.

Dejo esos pensamientos y me concentro en seguir con la clase que estoy dando, ya casi a un mes de terminar el semestre.

—A realizar el taller —ordeno, creo que ya se han acostumbrado a mi manera de trabajar, puesto que ya no se quejan.

Reviso cada una de las lecciones que tomé esta semana, dándome cuenta de que han mejorado notablemente a como estaban al principio del curso.

Mi celular vibra sobre mi escritorio, así que lo tomo para darme cuenta de que se trata de un mensaje de mi novia, en concreto una foto para ver una sola vez. Abro el mensaje y debo hacer uso de todo mi autocontrol para que no se me resbale el celular de las manos, la foto que estoy viendo es de ella en lencería frente al espejo en una posición muy sugestiva.

"¿Verdad que me queda bonito?"

Ese es el mensaje que viene con la foto, alzo la mirada con lentitud para observar a la descarada que tengo por novia y su mirada divertida me dice que lo ha hecho a propósito, así que me encargo de hacerle saber que eso tendrá consecuencias.

—Pueden retirarse —les comunico, dejándolos en libertad hasta el momento en el que llegue el examen.

Camino hacia el baño de profesores para pensar con claridad sin que esos ojos hagan estragos en mí, al llegar me quedo frente al espejo, mirando mi reflejo sin poder creer que ella se haya atrevido a hacer eso en medio de la clase.

—¿Distraído? —pregunta una voz a mi espalda, escucho el pestillo de la puerta y veo su reflejo.

—Eso no se hace —murmuro, viéndola caminar hacia mí con paso lento.

—Lo hice... ¿Qué hará al respecto, profesor Lowell? —pregunta con un tono inocente, esto ya es arriesgarse demasiado.

—Qué no haré sería la pregunta correcta, señorita Mancini —respondo, llevándola contra uno de los cubículos, cerrando la puerta y dejándonos encerrados—. ¿Disfrutas retarme?

—Lo hago —jadea sobre mis labios, se deja caer sobre mí, quedando sentada sobre mi entrepierna—. Te quiero aquí y ahora.

—Me tienes —respondo, tan descontrolado que no me reconozco.

Este soy yo sin apegarme a un reglamento ni éticas.

Paso mis manos por sus piernas desnudas hasta llagar a la falda que lleva puesta, enrollándola hasta su cintura y dejando a la vista la lencería de la foto. Juego un poco con ella, deslizando mis dedos sobre la delgada tela, sacándole gemidos entrecortados que me hacen quererla mucho más.

—No sabes lo mucho que me gustas —susurro en su oído, ganando que balancee sus caderas sobre mis dedos cuando los tiene contra su piel.

—No pares —murmura contra mis labios en medio de un beso necesitado, mordiendo mi labio inferior cuando hago justo lo que no quiere.

—Conmigo dentro —demando, pues es un pequeño castigo por hacerme perder el control.

Se encarga de liberar la erección que ha causado con todo esto, y ahora es su turno de torturarme con sus manos junto a los besos húmedos que deja en mi cuello.

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora