Capítulo 4

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Nikolay

Después de que Sophie nos interrumpiese no volvimos a hablar, hui del asunto, queriendo apaciguar el dolor que me causaba tenerla cerca.

—Estoy empezando a creer que no quieres recuperarla —me dice Maximiliano, a quien he acudido para que me escuche.

—Es lo que más quiero —digo, viendo fijamente el collar que me dio como regalo.

—Pues no parece —Se levanta del sofá y me señala—. Este no eres tú, mi mejor amigo no tendría miedo de decirle a la mujer que ama todo lo que vivieron.

—Quizás no soy el mismo —respondo, pensando en qué es lo que quiero en verdad.

—Claro que no, pero no puedes darte por vencido ahora —me regaña, cruzándose de brazos como si mi actitud lo indignase.

—Ya lo sé —es lo único que puedo decir, pues tiene razón.

—Tienes que enfrentar esta situación y al huir no lo estás haciendo.

Mi cabeza es un lío, no sé qué hacer y tampoco necesito que me recalquen que debo enfrentar esto.

—Kala piensa lo mismo que yo —dice, al fijarme en ellos la bola de pelos me mira con expresión rara—. Se nota claramente que quiere volver con su dueña original.

—Traicionera —susurro, la bola de pelos ladra y me hace reír.

—Ya sabes lo que tienes que hacer.

Después de esa conversación en la que me han dejado claro lo que debo hacer, me dedico a calificar las lecciones, notando que este semestre todos tienen un buen nivel.

—¿Qué hay de la chica que me contaste? —le pregunto, queriendo disipar un poco la nube que nubla mis pensamientos.

—Nada —responde, ahora es mi turno de verlo fijamente—. ¿Qué?

—¿Nada? —inquiero—. Eso no te lo crees ni tú, ahora me vas a decir qué ha pasado y no te ahogarás solo en tus penas.

—Solamente no funcionó —dice, ganando mi atención—. Alyna es muy diferente a mí y eso hace que choquemos mucho.

Qué sorpresas da la vida.

—¿Alyna? —pregunto—. ¿Una chica de mediana estatura, cabello negro y ojos azules?

—¿Cómo sabes? —pregunta, confundido.

—Vaya, no pensé que sufriríamos por un par de mejores amigas —digo, él sigue con expresión confusa—. Alyna es la mejor amiga de Vell.

Su cara es un poema, la sorpresa se plasma en su rostro y es mi turno de indagar en el asunto.

Esto no me lo esperaba.


°°°

El día siguiente se me pasa rápido, para cuando me doy cuenta me encuentro dejando mis cosas en el auto, hasta que siento un toque en mi hombro.

—¿Ya podemos hablar sin que huyas? —pregunta la mujer de ojos bicolores frente a mí.

—Sí —accedo, ocasionando su sorpresa—. ¿Pensaste que te daría una negativa?

—¿La verdad? Sí —admite, con las mejillas sonrojadas.

—Sube —demando, yendo al asiento de piloto.

—Deja lo mandón —me dice, con una mueca en los labios.

—Nunca, señorita Mancini —respondo, ganándome que me saque la lengua y responda en automático—. Malyshka.

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora