Capítulo 7

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Velika

Los ojos de Sophie expresan pura diversión, haciendo que mis mejillas se sientan calientes y me llene de vergüenza al recordar que vio mi esplendorosa caída.

—Entonces... ¿Vamos con los demás? —pregunta ella, enganchando su brazo al mío, dejándome notar que somos casi de la misma altura.

—¿Los demás? —pregunto, algo confundida.

No responde, solo me lleva con ella hasta el departamento de su hermano, quien no hace acto de presencia cuando ingresamos.

—¡Llegó la fea! —exclaman las dos voces tan parecidas que he extrañado.

Los gemelos aparecen en mi campo de visión y me sorprende ver que se han teñido el cabello de un negro azabache.

—¡Y NUESTRA BELLEZA CON HETEROCROMÍA HA REGRESADO A CASA! —exclama Emiliano, quien no tarda en correr hacia mí y estrecharme entre sus brazos.

—La vas a asfixiar —lo regaña su hermana menor, pero él solo le saca la lengua.

—Te extrañamos mucho —dice Bruno, expresando abiertamente sus sentimientos... Eso es nuevo.

—Bien, ustedes tres a arreglar la mesa —dice la madre de todos ellos, quien me ve de una manera extraña cuando ya se han ido—. Por fin estás aquí.

Me sorprenden sus palabras, pues no pensé que me apreciarían tanto, y mi sorpresa es más grande cuando tira de mi para abrazarme.

—Estuvimos esperando por ti todo este tiempo, no te sorprendas, pues ya eres parte de esta familia —susurra, sacándome un par de lágrimas por todo el cariño que estoy recibiendo.

Recibes lo que das... Cosechas lo que siembras.

—Yo... No sé qué decir —murmuro, dejando que me invada el sentimiento de felicidad.

—No digas nada, solo ve con él —dice ella, dándome una cálida sonrisa—. ¡¿Qué están haciendo?!

Y es así como se va a descubrir el desastre que han hecho sus hijos mientras que yo me dirijo hacia la habitación de mi eterno enamorado.

—¿Nick? —pregunto cuando ya estoy dentro, pero no recibo respuesta.

En lugar de visualizar a mi chico lo que visualizo es a una enorme bola de pelos viniendo hacia mí.

—¡Kala! —exclamo, acariciando su suave pelaje y dejado que lama mi cara.

Pierde muy rápido el interés, pues ni bien la llaman se va corriendo hacia los chicos.

Cierro la puerta detrás de mí y veo la habitación vacía, pero no me alarmo, en su lugar voy directamente hasta el toca discos de vinilo para poner a sonar la canción que tanto amo.

Oh, my love, my Darling... —canta una voz que conozco muy bien, y al alzar mi mirada lo veo caminar hasta a mi cuando sale del baño—. I've hungered for your touch... A long, lonely time.

Lo miro embobada, escuchando lo suave que suena su voz y dándome cuenta de que no quiero a nadie más que no sea él.

God sent your love to me —Esto último lo susurra cuando ya me tiene abrazándolo fuertemente.

¿Cómo explicar lo que se siente estar con la persona correcta? No se puede explicar con palabras, solo con acciones.

—¿Me extrañaste? —pregunta, afianzando su agarre en mi cintura.

—¿Yo? ¿Extrañarlo a usted? —pregunto en respuesta, viendo cómo enarca una de sus cejas—. No, profesor Lowell.

La sonrisa que me regala hace que me derrita, y no sé cómo lo hizo, pero me tiene completamente enamorada de todo él.

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora